Llegó el día en que, aprovechando la coyuntura, a dos años del inicio de su gestión, que el Alcalde Enrique Alfaro Ramírez, presenta su 2° Informe de Gobierno. Lo presenta en medio de una polémica relacionada con un ejercicio de “auto ratificación”, un proceso que ha sido fuertemente cuestionado, en razón del evidente conflicto de interés que existe en el hecho que sean tus propios correligionarios quienes te dan el SÍ para quedarte en un cargo, al que renunciarás para irte a contender por otro. Es lo que la lógica no entiende.
Las cifras y datos que adornan al informe que presenta en el actual Alcalde pueden parecer optimistas, si se ven desde la perspectiva en la cual no los comparas con nada. Como el distintivo particular de esta Administración municipal, todo aparenta que marcha como reloj, sin contratiempos y sin fallas. Pero, si pones de relieve las estadísticas y cifras presentadas en anteriores administraciones, es indispensable hacer una reflexión sobre cuán bien en realidad cree el Alcalde que le está yendo, al frente del Gobierno de Guadalajara.
Muchos de sus postulados, en el discurso, se han enfocado en hacer contraste con los anteriores gobiernos, específicamente aquellos emanados del Partido Revolucionario Institucional, cuya condición de némesis le nutre la mayor parte de sus palabras en declaraciones públicas. No obstante, cuando se tiene la oportunidad de analizar la realidad de las cifras que refiere el Alcalde, en comparación con los datos de administraciones anteriores, el panorama no pinta tan distinto como le hacen creer sus colaboradores.
Durante campaña, el discurso con el que, como candidato, Alfaro Ramírez fustigó a anteriores gobiernos fue el de recriminar la contratación de deuda pública para sanar las finanzas municipales. Sin embargo, en lo que va de la administración bajo su mando, el Ayuntamiento ha aprobado, cuando menos, tres contratos de deuda pública, por cantidades cercanas a los 700 millones de pesos, así como la reestructura de la totalidad de la deuda –mayor costo y mayor tiempo para su pago—del municipio, sin ser claro, por medios institucionales y administrativos, las condiciones, costos y tiempo que duraría pagar este pasivo.
A su vez, el Alcalde refiere como uno de sus principales logros el haber reducido la nómina del Gobierno Municipal, con respecto a anteriores administraciones. La realidad es que, durante su primer año al frente del gobierno de Guadalajara, la reducción en nómina únicamente fue cercana al 2% del total de trabajadores que laboraban, previo a la culminación del mandato de Ramiro Hernández García y, en el caso del ejercicio Fiscal 2017, el presupuesto para nómina registra casi un 3% más, con respecto a su predecesor, mismo incremento que se relaciona directamente con el personal, sin funciones establecidas que tuvo la encomienda de organizar el ejercicio de ratificación de mandato.
El actual gobierno en Guadalajara también refiere como logro la inversión de cuantiosas cantidades –rondando en cerca de los 1,300 millones de pesos—que se destinaron al programa de bacheo y pavimentación de las calles de la ciudad. El Alcalde Alfaro Ramírez refiere que no ha existido una inversión similar en materia de pavimentación, por lo menos, en los tres últimos gobiernos. Es de destacar que, durante la administración del actual gobernador, Jorge Aristóteles Sandoval, se intervinieron las arterias principales de la ciudad con una inversión de 1,100 millones de pesos para pavimentarlas con concreto hidráulico, al igual que la administración de Ramiro Hernández García, quien gestionó recursos de poco más de 1,100 millones de pesos para pavimentación de arterias secundarias, sin que esto representara ni un peso de deuda pública para el municipio.
Otro gran pendiente del actual gobierno, cuyas estimaciones distan mucho de la realidad que vive la ciudad, es atender el tema de los laudos en contra de la administración pública municipal. La estrategia legal, instruida desde la oficina del primer edil, tiende a ejercer tácticas dilatorias para que no sea la actual administración quien pague los platos rotos de una deficiente defensa legal de aquellos que reclamaron derechos laborales, despedidos en anteriores administraciones. ¿Su plan? Retrasar el inminente cobro de los laudos, mediante la interposición de amparos, lo que evidentemente condena a las finanzas municipales de posteriores administraciones, hasta el grado comprometer, cuando menos, una cuarta parte de su presupuesto para ello.
En resumen, el Presidente Municipal Alfaro Ramírez demuestra, de nueva cuenta, la actitud y el talante que caracterizan a su gestión: la de ver crítica como afrenta y la intransigencia de reconocer los errores y las fallas de su gobierno. Durante su gestión, el tenor ha sido el confrontar a quien lo encara y desdecir los señalamientos que aluden a los montajes y ficciones que su propio equipo le hace creer sobre su desempeño. Su postura ha sido pública: rechazar la investidura de todo aquel que lo señala, y alabar a todo aquel a que lo convalida.
En su 2° Informe de Gobierno no se esperan sorpresas: todo es magnífico; inmaculado. Es prudente darle la espalda a los grandes pendientes que existen en la ciudad como la seguridad; la generación de empleos; el fomento a la inversión. Como diría el Alcalde: no es su problema. Los “otros, aquellos”; esos que no comulgan con él, son los que quieren dinamitar su proyecto.