Es Claudia

OPINIÓN

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Es ClaudiaZMG /Jueves, 1 de septiembre del 2022




Por: Juan Luis H. González

Parece que sí, Claudia Sheinbaum se perfila para ser la candidata de Morena a la Presidencia de la República, a casi dos años de la elección. Marcelo Ebrard se mantiene muy cerca en cuanto a números –de acuerdo con las más recientes encuestas–, pero las señales que se emiten todos los días desde Palacio Nacional están cada vez más decantadas por la jefa de Gobierno de la Ciudad de México. Aunque en política nunca se sabe, hoy por hoy Claudia Sheinbaum tiene claras ventajas sobres sus competidores por tres importantes razones.

La primera es que ha demostrado capacidad de decisión como jefa de Gobierno, incluso en algunas ocasiones a contracorriente de las ideas e “indicaciones” del presidente, su líder político. Clara muestra de ello fueron las acciones y políticas implementadas durante la pandemia del Covid-19 en la capital del país. Además, a diferencia de sus oponentes internos, Sheinbaum mantiene de forma permanente una exposición pública ligada a una agenda vinculada a los problemas más significativos del electorado del país: seguridad, economía, salud, desarrollo urbano, servicios y transporte público.

Segunda. En contraste con Ricardo Monreal, Sheinbaum se ha mantenido leal a López Obrador en dichos y en hechos, y eso le ha valido no solo el respaldo del presidente, sino también de simpatizantes y votantes leales de Morena. La gente que se dice morenista, en la mayor parte de sondeos y encuestas, manifiesta que la prefiere a ella por encima de cualquiera de sus contrincantes.

La tercera razón se respalda en los números y esta es, sin duda, la más importante. Hace un par de días El Universal publicó un careo entre candidatas y candidatos a la Presidencia de la República, en el cual la jefa de Gobierno saca una amplia ventaja a Margarita Zavala como candidata de la Alianza PRI-PAN-PRD y a Luis Donaldo Colosio como candidato de MC.





Sheinbaum registra 45 por ciento de la intención del voto, frente a 23 de Zavala y 21 de Colosio. Aunado a lo anterior, Andrés Manuel López Obrador –la marca e insignia de la 4T– mantiene intactos en el cuarto año de mandato sus niveles de aprobación, pese a la situación económica y a los graves problemas de inseguridad que vive el país. De acuerdo con la más reciente encuesta de Reforma, AMLO está aprobado por 61 por ciento de las mexicanas y los mexicanos, frente a 33 que lo reprueba. Ante este escenario se ve muy difícil (no imposible) que Sheinbaum se quede sin la candidatura.

Sabemos que en toda decisión electoral conviven los sentimientos, las emociones y la racionalidad. Quienes toman decisiones deben jugar con estos elementos para construir escenarios y lograr sus objetivos. En esta ocasión, la inclinación afectiva de AMLO por Sheinbaum estaría respaldada por un cálculo racional: su candidata favorita le da para ganar. Una situación que no todos los políticos tienen a su alcance.

Así, frente a la consolidación de Sheinbaum, Ebrard parece sentirse cada vez más incómodo en el juego de la sucesión. La más reciente pifia del canciller ocurrió el martes pasado, cuando tres secretarios de Estado y la dirigencia de Morena a nivel nacional, le hicieron vacío al propio Ricardo Monreal y cancelaron su participación a la reunión plenaria del Senado a la que éste había convocado, en una clarísima señal política.

Ebrard se hizo presente en el encuentro, cumpliendo una función institucional, pero cometiendo un grave error de cálculo electoral a sabiendas de que Monreal ya no juega en Morena y que su intención de ser el candidato de una gran alianza opositora en la Ciudad de México, incluyendo a Movimiento Ciudadano, ha recrudecido el encono dentro del partido del presidente.

De esta forma y si las cosas siguen como están, Sheinbaum –con todo y su nuevo asesor– será la abanderada de Morena a la Presidencia de la República, desafiando a la oposición en pleno, a las conciencias más conservadoras que les enferma la sola idea de que una mujer gobierne el país y al voto radical de los antiAMLO, que ven en Marcelo Ebrard un resquicio esperanzador para librarse de todo lo que huela a 4T.