Todos alguna vez hemos intentado madrugar para ser los primeros en un trámite, para llegar puntuales al trabajo, un examen o simplemente ahorrar tiempo y ser de los primeros en ser atendidos en una institución de salud.

Pero a veces nos falla el reloj biológico y por el cansancio no escuchamos el despertador y reaccionamos hasta que el sol entra por la ventana.

Así el pasó a un joven en San Luis Potosí, que para poder tener un buen lugar en la fila de vacunación se fue a acampar toda la madruada a este sitio.

Al ver que la noche era larga, y sólo lo acompañaban los grillos, decició tomar una siesta en lo que amanecía y comenzaba a llegar un un poco de gente y así poder formar una fila.

Pero el cansancio y el sueño lo vencieron, así que vio un cartón y decidió ocuparlo como cama provicional.

Se quedó dormido un poco antes de que iniciara la jornada y al despertar se llevó una gran decepción: ¡Había una enorme fila frente a él y nadie lo había despertado!

Este hecho causó varias reacciones en redes y le dio una gran lección al joven:

“Camarón que se duerme, no le toca vacuna”.

Con información de Revolución tres punto cero