Alianza con el PRI salió contraproducente para el PAN y PRD

POLITICA

Alianza con el PRI salió contraproducente para el PAN y PRD

Alianza con el PRI salió contraproducente para el PAN y PRDZMG /Miércoles, 7 de junio del 2023




El PAN y PRD resultaron los grandes perdedores de los comicios del Estado de México y Coahuila. Sumarse como cola de la alianza encabezada por el PRI restó su efectividad electoral: entre 2021 y 2023, los azules retrocedieron en esas entidades 15 y 77 por ciento, al tiempo que entre 2017 y 2023 los amarillos vieron mermados sus votos en 22 y 19 por ciento. Mal negocio para ellos, aunque no tanto para el PRI.

Mientras el tricolor de Alito Moreno tuvo un crecimiento marginal en tierras mexiquenses, al repuntar 5 por ciento en los últimos dos años, los resultados en Coahuila lograron regresarlo a la discusión nacional, al retener la gubernatura e incrementar su porcentaje de votación en 30 puntos, con respecto a los comicios de hace seis años.

Las cifras puras y duras muestran que los comandados por Marko Cortés y Jesús Zambrano fueron los únicos partidos con representación nacional que entraron en la zona de negativos, ya que Morena, PT y PVEM aumentaron su cantidad de votantes, incluso tomando en cuenta el descalabro en la entidad del norte del país.En coalición con el partido del presidente Andrés Manuel López Obrador en el Estado de México, y por su cuenta en Coahuila, el PT ganó 110 y 413 por ciento, respectivamente, mientras que el PVEM avanzó 87 y 75 puntos. Morena saltó 15 y 152 por ciento en dichas entidades.

Al PRD, en cambio, participar en la alianza opositora no le sirvió para alcanzar ni el 3 por ciento en ninguna contienda, lo que lo coloca en condiciones de perder el registro en esos estados.

Y pese a jugar con el ganador en Coahuila, los panistas sólo aportaron 6.8 por ciento de los votos. En el Estado de México también se colocaron en cifras pocas veces vistas: apoyaron a la alianza perdedora con 11.2 por ciento de los sufragios registrados.

PRI: de lo perdido, lo que aparezca 

A pesar de su histórica derrota a manos de Morena en el Estado de México, y ayudado por la revalidación de su predominio en Coahuila, realizar coaliciones con candidato propio le otorgó ganancias electorales al PRI. Aunque a sus socios, los perjudicó.

En contraste, en la alianza obradorista los partidos menores cosecharon amplios beneficios al sumarse a la candidatura ganadora en la mayor entidad del país… y también por haberse descolgado para presentar aspirantes propios en la del noreste.

Morena observó un aumento considerable de su apoyo en ambas entidades, aún si no ganó la de menor peso demográfico.

“La coalición, le guste a quien le guste o no le guste a quien no le guste sí es potente, sí suma”, aseguró el presidente panista Marko Cortés. Pero las cifras no suman ni para los blanquiazules ni para los amarillos.





En cambio, el PT y el PVEM se descubren entre los ganadores de la jornada tanto donde se colgaron de la mano de Morena como donde la despreciaron.

Cambio en el Estado de México

Aunque Morena quería todo y, desde su punto de vista, el movimiento que encabeza se autoinfligió por división una derrota en Coahuila, la población que gobierna en el país creció de 73 millones a 90 millones (3 de cada 4 habitantes) con su victoria en el Estado de México, y de 22 a 23 entidades bajo su influencia.

La del 4 de junio no fue la mayor votación que ha alcanzado, como partido individual, en esta demarcación. De hecho, con 2.18 millones de votos, quedó bastante por debajo de los 2.75 millones que obtuvieron sus candidatos a diputados locales en 2018, montados en el tsunami que llevó a López Obrador a la presidencia. Parece difícil que se repita un fenómeno así.

Pero sí registró un salto sobre los que obtuvo su misma candidata Delfina Gómez, en su primer asalto a la gubernatura, en 2017 (1.8 millones), la misma cantidad que en las estatales de 2021, cuando Morena enfrentó por primera vez a la alianza opositora.

Para sus socios, en cambio, no ha habido baches y todo ha sido ganar-ganar en su asociación con el obradorismo: el PT pasó de 60 mil votos en 2017, cuando fue en solitario, a 200 mil en alianza en 2018 y hasta 460 mil este domingo. De manera similar, el PVEM salta de 270 mil en 2018 a 620 mil ahora.

Por el lado contrario: aún perdiendo, el PRI también elevó su votación, probablemente por el efecto de que una de sus militantes, Alejandra del Moral, fue el eje alrededor del cual tuvieron que girar sus aliados PAN y PRD.

Si en 2017, la operación electoral logró reunir dos millones de votos para Alfredo del Mazo, el efecto AMLO fue un mazazo que lo derribó hasta el millón 400 mil sufragios en 2018, y 1 millón 600 mil en 2021.

Pero este año, es el único partido de su coalición que aumentó en votos, en 5 por ciento, al llegar a 1 millón 740 mil.

En contraste, sus socios de PAN y PRD registraron grandes caídas, probablemente por la dificultad de convencer a sus electorados (formados políticamente en la oposición al PRI) de votar por aquellos que por 94 años han controlado el estado. El PAN perdió el 15 por ciento de sus votantes y el PRD, el 22 por ciento, lo que probablemente lo hará perder el registro como partido.

La resiliencia priista, en todo caso, es de escaso consuelo: tanto el Estado de México como Coahuila eran bastiones propios. Era el único partido que tenía algo que arriesgar.

Y lo perdió de manera dramática: con su derrota mexiquense, la población total que gobierna, en un país de 124 millones de habitantes, se desploma de 21 millones de personas a solo 4 millones. A una de cada 31 personas.

“Menos mal que nos queda Portugal”: este dicho popular español –algo confundido porque no les queda Portugal– puede ser refraseado por los priistas. Además de Durango –que no estaba en disputa–, les queda Coahuila, y revalidando su control harán del estado en 2029 el único en México que en cien años no haya conocido más que un solo partido. Si en las elecciones locales de 2017 y 2020, el PRI se mantuvo estable en los 430 mil votos, la alianza alrededor de su candidato Manolo Jiménez lo elevó en 30 por ciento, hasta los 565 mil.





Fue un gran tributo para el PRI. Que no les arrebató a sus partidos rivales, pues todos ellos crecieron significativamente. Lo pagó su aliado, el PAN, que en seis años tuvo una sangría del 77 por ciento de su votación, al caer de 366 mil en 2017 a solo 84 mil este domingo.

Del lado contrario, el bando morenista se fragmentó, lanzando a tres candidatos a gobernador, y terminó de confundir al electorado con rompimientos de última hora.

No obstante, los tres partidos nacionales que los postularon crecieron, al asegurarle al electorado que eran los genuinos representantes del movimiento de López Obrador.

Con 338 mil votos, Morena dobló su votación de 2020 (170 mil) y casi triplicó la de 2017 (134 mil).

Y el PT y el PVEM, aunque en los días previos a los comicios anunciaron que les daban la espalda a sus abanderados, de todos modos recibirán los beneficios económicos y el registro local que ganaron sus candidatos haciendo campaña.

Si los petistas apenas obtuvieron 16 mil votos en 2021, con un magro e insuficiente 1.9 por ciento de la votación, con Ricardo Mejía Berdeja saltaron a 113 mil sufragios –siete veces más– y 8.7 por ciento.

Y aunque Lenin Pérez tuvo un éxito menor, también le sirvió al PVEM para duplicar su caudal, de 25 mil a 56 mil sufragios, y consolidar su posición en 4.4 puntos.

Los verdes desconocieron igualmente a su partido local aliado, la Unión Democrática Coahuilense, que encabeza Lenin Pérez y que es uno más de los perjudicados al perder porcentaje, de 4 puntos en 2017 a 3.1 ahora, y quedar cerca de ceder el registro. Nadie sabe para quién trabaja.


Con Información de Milenio.