Los héroes y villanos del 2024

OPINIÓN

Los héroes y villanos del 2024

Los héroes y villanos del 2024ZMG /Miércoles, 28 de febrero del 2024

OPINIÓN


Mtro. Juan Luis H. González Silva

El autor es consultor político

juanluishgonzalez@gmail.com


Los procesos electorales son muchas cosas a la vez, pero principalmente números.  Las cifras que arrojarán las y los ciudadanos a su paso por las urnas el próximo 2 de junio definirán gobiernos, representantes, políticas y destinos. Como en todo juego con reglas fijas, la democracia determina a los ganadores y a los perdedores. 


El politólogo alemán Dieter Nohlen, dentro de su vasta bibliografía sobre el tema, describió cuatro condiciones que definen a un sistema político como democrático: que las elecciones tengan importancia en el proceso político, que los votantes tengan posibilidades de elegir, que tengan libertad para hacerlo y que con su voto incida en el cambio de un gobierno por otro. Todas se cumplen en México. 


De esta forma, la construcción de mayorías en el 2024 estará relacionada con elementos y condiciones ajenas al sistema electoral; por ejemplo, la percepción de los partidos y gobiernos por parte de los ciudadanos, la intención real de cambio o continuidad, el nivel de rechazo o aceptación de las y los candidatos. 


En todas las democracias del mundo la gente sale a votar impulsada por dos resortes: miedo y rechazo. Miedo a perder algo que ya tiene garantizado o hartazgo de no poder acceder a eso que desea. Además, dentro de la búsqueda de intereses por parte del electorado, la trama del héroe y el villano sigue vigente en la psique de los electores. 


En el 2000 Vicente Fox tomó el papel de héroe frente a un régimen de partido hegemónico que estaba dando sus últimos pataleos. Fox se burló y se enfrentó al PRI y a la izquierda, entonces representada por el PRD, y les ganó la elección. En el 2012 Enrique Peña Nieto fue el galán de telenovela que apareció para “salvar a México” frente a la debacle panista que aguantó únicamente dos sexenios en el poder. Los “malos” en aquella elección fueron Felipe Calderón y su gobierno, con todo y guerra contra el narco. 


En las elecciones del 2018 AMLO fue el bueno de la trama frente a las atrocidades del sexenio de Peña Nieto, que acabó con un 18% de aceptación, y un panismo aún aturdido por la derrota del 2012. El descrédito del PAN y el PRI propició un golpe de timón de tal magnitud que la ola se ha mantenido 5 años después. Ojo: el tema hoy no es sólo el nivel de aceptación de AMLO —que es muy similar al de Zedillo o Calderón en su quinto año— sino el nivel de rechazo ciudadano a la oposición.  


La gran pregunta es si López Obrador tiene atributos para convertirse, a tres meses de la elección, en el villano de la película que se estrenará el 2 de junio. Mi respuesta es que no. No hay en este momento un clima de animadversión al actual régimen como para que Xóchitl Gálvez tome el papel de redentora y haga virar los sentimientos de las y los electores en el sentido de su discurso y proyecto.


A tres meses de la elección, en la conciencia del votante, no hay un régimen de partido único o hegemónico al cual derrotar, no hay una gran crisis económica que capotear, no hay un gran tirano que ahondó la brecha entre ricos y pobres al cual derrocar. El empuje de la oposición se ha mantenido contenido en una franja que fluctúa entre el 30 y el 38 por ciento de la intención de voto, el electorado que siempre ha estado en contra de la 4T. 


El resto de las personas no ven en AMLO y en Claudia Sheinbaum un riesgo para su futuro, su economía y su estabilidad personal y familiar. Al contrario. Respecto a la inseguridad, esta agenda prioritaria se cuece aparte y se percibe más como una culpa compartida de todos los gobiernos recientes. 


Otro punto a valorar es la imagen de las candidatas. Por más que la oposición se ha empecinado en vincular a Claudia Sheinbaum con el crimen organizado (en una campaña a la que también se subió de manera irresponsable la candidata de la oposición) los números de la ex jefa de gobierno se mantuvieron casi intactos: perdió dos puntos en el último mes, un número irrelevante frente a la ventaja que mantiene sobre Xóchitl.


En resumen, parece que en esta ocasión Morena volverá a repetir su estancia en Palacio Nacional, pues no se avizoran en el panorama peligros que evitar, demonios que exorcizar, ni villanos del régimen que enfrentar.