Ciudad de México; 17 de septiembre de 2024.
En el epicentro de la compleja coyuntura en la que se llevó a cabo la reciente aprobación de la reforma judicial impulsada por el presidente Andrés Manuel López Obrador, se encuentra Adán Augusto López, ex secretario de Gobernación y actual senador. López se destacó no solo por su habilidad para navegar las intricadas aguas del Senado, sino también por su capacidad para negociar con legisladores de oposición, como el PRD, PAN y Movimiento Ciudadano (MC), logrando así los votos necesarios para esta crucial reforma.
La estrategia de López hecho mano de diferentes elementos que la volvieron efectiva para los propósitos de su partido y del actual régimen. Un claro ejemplo de sus métodos fue la negociación que llevó a Daniel Barreda, senador de MC, a ausentarse de la votación. Por otra parte, intervino con maestría en las lealtades intra-partidarias del PAN, consiguiendo alinear al clan de los Yunes con el oficialismo. Estas tácticas, aunque cuestionadas por algunos, fueron efectivas para cumplir con los objetivos legislativos del presidente.
La operación política de López Hernández se puso en marcha inmediatamente después de las elecciones de junio. Estas elecciones dejaron a Morena y sus aliados sin la mayoría calificada en el Senado, necesaria para la aprobación de la reforma judicial. A pesar de los éxitos obtenidos en otras contiendas electorales, esta falta de votos en el Senado representaba un riesgo significativo para una de las mayores prioridades de López Obrador antes de concluir su mandato.
No fue fácil consolidar el apoyo necesario. A pesar de las reservas expresadas por algunos colaboradores clave de Claudia Sheinbaum, el ímpetu detrás de la reforma fue encabezado por figuras influyentes como Ignacio Mier y Ricardo Monreal. Estos actores esenciales también vieron en Adán Augusto López al negociador ideal, alguien capaz de cerrar los acuerdos que permitiesen alcanzar los deseados 86 votos.
Al final, los esfuerzos de López culminaron en un éxito legislativo significativo para el gobierno de López Obrador. La reforma judicial no solo representa un logro importante para la administración actual, sino que también consolida a Adán Augusto López como un operador político de alta capacidad, capaz de influir y moldear el panorama político mexicano cuando más se necesita; un actor que será imprescindible para que la próxima presidenta de la república.