Redacción
Todos estamos familiarizados con las propiedades alucinógenas de las drogas psicodélicas, pero resulta que los medicamentos comunes pueden ser igual de potentes.
Desde paracetamol hasta antihistamínicos, estatinas, medicamentos para el asma y antidepresivos, está surgiendo evidencia de que estos pueden volvernos impulsivos, iracundos o inquietos, disminuir nuestra empatía por los extraños e incluso manipular aspectos fundamentales de nuestra personalidad, como cuán neuróticos somos.
En la mayoría de las personas, estos cambios son extremadamente sutiles. Pero en algunos también pueden ser dramáticos.
Esto es algo que Dominik Mischkowski, investigador sobre el dolor de la Universidad de Ohio, EE.UU. también notó.
“Sabemos mucho sobre los efectos fisiológicos de estas drogas (si tienen efectos físicos colaterales o no), pero no entendemos cómo pueden influir en el comportamiento humano”.
Las propias investigaciones de Mischkowski revelaron un efecto colateral siniestro del paracetamol.
Por mucho tiempo, científicos sabían que la droga frena el dolor físico reduciendo la actividad en ciertas áreas el cerebro como la corteza insular, que juega un rol importante en nuestras emociones.
Estas áreas están involucradas también en nuestra experiencia del dolor social y, algo que resulta intrigante, el parecetamol puede hacernos sentir mejor después de un rechazo.
E investigaciones recientes revelaron que esta parte del cerebro está más habitada de lo que se pensaba, porque parece ser que los centros del dolor en el cerebro también comparten este espacio con la empatía.
Por ejemplo, imágenes de resonancia funcional magnética mostraron que las mismas áreas de nuestro cerebro se activan cuando experimentamos “empatía positiva” (placer en nombre de otra gente) y también cuando experimentamos dolor.
Con esta información, Mischkowski se preguntó si los calmantes pueden hacer también que nos sea más difícil sentir empatía.
En colaboración con colegas de la Universidad de Ohio y de la Universidad del Estado de Ohio, reclutó algunos estudiantes y los dividió en dos grupos.
Uno recibió una dosis estándar de 1,000 mg de parecetamol, mientras que el otro grupo recibió un placebo.
Tras una serie de preguntas sobre experiencias alentadoras, los resultados revelaron que el parecetamol reduce significativamente nuestra capacidad de sentir empatía positiva, un resultado que tiene implicaciones en torno a cómo la droga está dándole forma a las relaciones sociales de millones de personas al día.
Aunque el experimento no investigó la empatía negativa —en la que experimentamos y nos relacionamos con el dolor de otra persona— Mischkowski sospecha que esta también sería más difícil de sentir después de tomar el fármaco.
Con información de Animal Político.