Redacción
La vida de Fabiola Edith corre
peligro y es que este jueves cumple cinco días de estar en cuarentena, sin
haber sido diagnosticada con coronavirus, en un hotel de “condiciones pésimas”
ubicado en una isla de Asia.
Está aislada y desesperada, nos
confiesa. Su único medio de comunicación es WhatsApp y el sitio en el que
permanece encerrada está en Malé, la capital de las Maldivas, un país insular
ubicado en el océano Índico.
Todo empezó cuando iba en el
vuelo QR674 de ida y vuelta hacia Maldivas, desde Qatar, en donde reside desde
el 9 de marzo de 2018. Se desempeña como sobrecargo, es mexicana y tiene 25
años.
Durante el vuelo, un pasajero
originario de la India fue identificado como sospechoso con Covid-19, por lo
que al aterrizar a las 15:15 hora local fue retenido por las autoridades
sanitarias en ese país para que se le hiciera una prueba.
Pero mientras eso pasaba, a
Fabiola y una de sus compañeras, Kenile Kath, se les indicó que tenían que
permanecer aisladas como medida de seguridad, por haber estado expuestas cuando
atendían la sección del presunto paciente.
Por lo anterior y sin mayor
explicación, fueron trasladadas a Malé en una ambulancia - barco. Las llevaron
a un hotel, el cual fue rodeado con una cinta amarilla con la leyenda “Police
line do not cross” (línea policial no cruzar), como las que ponen en una escena
del crimen.
El lugar fue cercado con
vigilancia a varios metros a la redonda, en donde muchas personas de las cuales
no se conoce su identidad visten con protecciones de pies a cabeza.
Y es que a ese lugar, como ellas,
han sido llevadas varias personas todas sospechosas de estar contagiadas por
coronavirus, por lo que el sitio es considerado un foco de infección.
Hay muchísima gente, muchísima,
yo pensé que éramos sólo cuatro. A mí lo que me da miedo es que ahora estoy con
muchísima gente que cabe la posibilidad de que uno o más de ellos tenga
coronavirus”, dice Fabiola.
“Nos traen la comida en bolsas
diario a la habitación y nos toman la temperatura y la presión, y yo he tenido
que salir dos veces de mi cuarto porque nadie me hace caso con nada, hay
chinches en la cama o piojos, no sé, la comida es incomible”, añade.
Como nadie le hace caso, se ha
escapado de su habitación al menos un par de veces para poder hablar con
alguien y hacer algo más que taggear en redes sociales a Marcelo Ebrard,
Secretario de Relaciones Exteriores de México, para pedir auxilio.
Pero no ha sido suficiente, pues
una llamada a la policía la deja en evidencia, le gritan que se devuelva a su
cuarto y la historia se repite.
“Sigue sin poder comer, antier
intentó comer y volvió el estómago. Necesita pastillas para la gastritis, entre
el hambre y la angustia está muy mala”, nos expresa su mamá, Edith Pineda, con
quien tiene contacto.
Ni Fabiola ni Kenile presentan
síntomas del Covid-19, pero han implorado para que les hagan la prueba y se
confirme si tienen el virus o no, para que puedan regresar a casa o tomar las
medidas correspondientes. Pero no ha habido respuesta.
Desde el primer día que
permanecieron aisladas fueron informadas de que el pasajero sospechoso que iba
en el mismo vuelo, había dado negativo en las pruebas. Lo lógico hubiera sido
su inmediata liberación, quizá una prueba para erradicar dudas, pero ya han
pasado cinco días de estar encerradas.
La aerolínea para la que labora
desde hace poco más de dos años, Qatar Airlines, ha enmudecido ante la
situación, y el único mensaje de ellos ha sido que debe tener paciencia. “Nadie
me dice nada (de cuántas personas más están aisladas como Fabiola), pero de las
dos veces que me he escapado de mi cuarto, he visto que tenían muchísimas
bolsas de comida... pienso que podrían ser 50 o 60 personas”.
“Las almohadas huelen asqueroso a
sudor, pedimos cubiertos para la comida y no nos los dan. Todos los días
estamos reclamando todo el día, de por qué estamos aquí, y nos dicen que son
órdenes del ministerio de salud, instituciones que no saben ni qué es, nos dan
teléfonos que no podemos marcar, yo aquí no puedo marcar a ningún número, nadie
nos da explicaciones”, señala.
Antier, el embajador de México en
India, Santiago Ruy Sánchez de Orellana, se comunicó con Fabiola para conocer
la situación y decirle que “está hablando con autoridades para ver qué se puede
hacer”. Pero todo sigue igual.
“Los funcionarios de gobierno que
están encargados de supuestamente cuidarnos aquí, que están afuera de los
cuartos, abusan de su poder completamente porque saben que están respaldados
por el gobierno de Maldivas, y pues la que está encargada varias veces me he
peleado con ella, porque me grita, llama a la policía, tanto yo como mi
compañera, porque abusa de su poder”.
Agrega que “le he preguntado su
nombre muchas veces, y me sigue gritando, ella es la que está encargada de
aquí, de todo, no sé cuál es su nombre, la ubico perfectamente pero nunca me ha
querido decir su nombre. Sé que ella es del Ministerio de Turismo de aquí de
Maldivas, y está encargada de la cuarentena. Todos los demás hacen todo lo que
ella dice. Nadie nos ayuda en nada en este lugar”.
“Jamás en mi vida me hubiera
imaginado encontrarme en una situación así. No se lo deseo a nadie”,
puntualiza, con la esperanza de que todo pueda aclararse lo más pronto posible.
Con información El Gráfico.com