Carlos Lomelí es un nombre polémico que siempre ha estado cerca del escándalo, situación que ha sido muy costosa para su partido en Jalisco y que le ha significado importantes pérdidas en el terreno electoral. Lomelí se las ha arreglado para acomodarse dentro de Morena y para mantener el control de algunos grupos y espacios, sin embargo, su figura le ha restado significativamente a la marca y ha sido uno de los impedimentos para que el partido del presidente no despegue en la entidad.  

En la campaña del 2018, cuando el empresario fue candidato a gobernador, la información sobre posibles desvíos de recursos, tráfico de influencias y corrupción que lo venía persiguiendo desde años anteriores e intensificó y a la fecha, buena parte de lo que trascendió entonces continúa sin aclararse. 

Carlos Lomelí se desempeñó como superdelegado del Gobierno Federal en Jalisco después de perder la elección contra Enrique Alfaro, con la encomienda de coordinar la entrega de apoyos sociales de la Administración Federal. Sin embargo, la sospecha de un presunto conflicto de interés cayó sobre el empresario. Una investigación lo relacionó con una red de empresas controladas por familiares, al tiempo que Lomelí intentaba ocultar su participación en cuatro de ellas. A la fecha, una de sus farmacéuticas ha conseguido ocho contratos millonarios con gobiernos de Morena en lo que va del sexevio.

A lo largo de los años Lomelí creó un emporio en la industria farmacéutica que se consolidó cuando accedió a ser proveedor del sector público. En 2019 Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad, publicó una investigación que exhibía la red de empresas de Lomelí y su modus operandi para ganar contratos públicos, ésta fue una bomba mediática y política que obligó al funcionario a dejar su puesto como súper delegado, en lo que la Secretaría de la Función Pública realizaba las investigaciones correspondientes. Lomelí se defendió acusando una guerra sucia en su contra impulsada por sus competidores en el sector farmacéutico. 

Hace un par de semanas, un nuevo escándalo ha puesto al empresario, de nueva cuenta, en el ojo del huracán. Se trata de un acción de compraventa triangulada entre la legisladora de Morena en el Congreso local de Jalisco, María de Jesús Padilla Romo y una empresa del regidor tapatío morenista Carlos Lomelí, que “transfirió” una camioneta de lujo a la diputada. 

El periódico REFORMA confirmó que la empresa Lomedic S.A de C.V de Carlos Lomelí, compró, el 25 de octubre de 2021, -siete días antes de que Padilla Romo asumiera la curul- un automotor en 1 millón 350 mil pesos-, el cual vendió el 29 de noviembre de ese año a Comercializadora de Productos Ve en 1 millón 252 mil 800, quien a su vez lo transfirió a la legisladora en 1 millón 218 mil pesos, todo ello en una transacción que duró 13 minutos. 

De esta forma, los señalamientos y acusaciones que han acompañado a Lomelí durante los últimos años le han costado mucho no solo a él, sino también a Morena, un partido que aún y cuando tiene alto impacto entre los ciudadanos no ha logrado consolidarse políticamente en la entidad, debido principalmente, a la mala imagen del empresario y a que ha sido él, la figura principal y el cabdidato más visible del Movimiento de Regeneración Nacional en Jalisco.