Mtro. Juan Luis H. González S. 

En nuestros días la política está íntimamente relacionada con la sociedad del espectáculo. Con la llegada de la era digital y la generación APP —que describiera de manera puntual Howard Gardner hace 10 años— la vida y los intercambios personales, culturales y políticos cambiaron radicalmente.

La superficialidad y simplicidad de las imágenes y los mensajes versus la argumentación racional llegó para quedarse y la política ha sabido adaptarse muy bien a esta nueva realidad. La deliberación pública está en riesgo, pero esto no les preocupa a los políticos y a sus equipos de campaña. Javier Milei en Argentina ha sido uno de los casos más emblemáticos y ruidosos en los últimos meses, pero en mayor o menor medida todos los partidos y candidatos recurren a estas estrategias. 

En México, Movimiento Ciudadano tiene un rato apostándole, con éxito, a un modelo de política-espectáculo. Desde las primeras campañas de Enrique Alfaro en Jalisco el partido naranja ha recurrido a estos formatos y piezas de comunicación, no se diga ahora con Samuel García en Nuevo León, Pablo Lemus en Jalisco y Jorge Álvarez Máynez. 

En la semana posterior al primer debate entre las y el candidato a la presidencia de la República —más allá de lo que sucedió durante las dos horas del intercambio— se presentó, de forma paralela, un fenómeno en prácticamente todo el país: la irrupción de la canción “Presidente Máynez” en Spotify. Las letras pegajosas cantadas por Yuawi parecían una fórmula vieja y desgastada, pero la penetración de este tema de campaña parece negar la hipótesis. El show naranja sigue vendiendo.  

Si bien, la atención de la comentocracia durante el debate estuvo puesta en Claudia Sheinbaum y en Xóchitl Gálvez, porque hay que decirlo, en términos reales los argumentos del candidato de MC no tuvieron mucha sustancia, lo cierto es que el nombre de Máynez ha ido cobrando otro significado en el escenario electoral en los días más recientes. 

La rola se colocó rápidamente en el primer lugar en la plataforma musical y, lo más importante, en las conversaciones de los más jóvenes, aquellos que apenas alcanzan la edad para ejercer su derecho al voto. Este nuevo episodio político, mágico y musical en nuestro país ha tenido, por otra parte, una damnificada directa: Xóchitl Gálvez. 

El golpe para la candidata del Frente Amplio por México podría ser demoledor y se puede explicar de la siguiente manera: Claudia Sheinbaum y Morena han desplegado en esta campaña la política en su expresión más tradicional; MC y Máynez están poniendo el espectáculo y la diversión; Xóchitl se está quedando sin nada que ofrecer a las y los votantes. No se ve presidenciable como Claudia y se aprecia menos divertida que el candidato de MC. 

Así las cosas, no sería extraño que Álvarez Máynez se acerque peligrosamente a Xóchitl en las próximas semanas, rompiendo el diálogo entre dos que ha prevalecido en esta campaña y amenazándola con quitarle el segundo lugar. Y no necesita mucho más; expectativas y atención ya las tiene y si el segundo debate corre por la misma vía que el primero Xóchitl estará en peligro real de desfondarse. En cuanto a Sheinbaum, el repunte de Máynez le ha caído como anillo al dedo. La disputa por los votos parece que ahora será entre el segundo y el tercer lugar, dejándola en una posición cada vez más cómoda.

Vienen semanas cruciales para definir el rumbo de la elección y la peor noticia para el PAN, el PRI y el PRD es el fortalecimiento de la otra opción opositora. Algunos comentaristas y políticos cercanos a Gálvez han tachado, quizá con razón, de esquirol a Máynez, pero si MC levanta su votación a dos dígitos y le quita al Frente Amplio una rebanada importante del pastel opositor, Dante y compañía se pueden dar por bien servidos.