Antonio Javier Cepillo Boluda, era un joven pediatra albaceteño que recetaba “altas dosis de optimismo” a sus pacientes con cáncer, lo que le valió el apodo de El Capitán Optimista.
Él tuvo cáncer y contó su experiencia en el discurso de despedida a los residentes, en 2016, cuando confesaba que había aprendido en primera persona cómo un médico no debe tratar a un paciente con este mal, pues durante su tercer año de formación como médico residente en el Hospital Universitario de Albacete, se detectó un bulto que fue diagnosticado como cáncer.
El joven luchó por contener la tristeza en una sala de espera de Oncología y, tristemente, no superó la enfermedad, años más tarde.
Un año después de aquel emotivo acto de despedida a los residentes, en junio de 2017, el pediatra albaceteño se confirmaba como Capitán Optimista, un reconocimiento nacional recibido por su vocación, valentía, sensibilidad y formación del grupo flautista de Los Guachis.
El Colegio de Médicos de España confirmó que el mal había vuelto al joven médico como “la gran pérdida de un amigo” que se iba a incorporar en cuanto acabara el tratamiento.
Capitán Optimista también era flautista de Los Guachis (un equipo de pacientes, familiares, personal sanitario y voluntarios que se enfrenta a la adversidad cantando en los hospitales), deja un vacío que llenarán las lecciones que dio con su ejemplo, afirman sus compañeros médicos.
En cuatro horas, se lograron más de cinco mil firmas para que el hospital de Albacete pase a llamarse Hospital Universitario Antonio Cepillo, en honor al fallecido pediatra.
La petición, formulada en la página change.org y recogida por Europa Press, va dirigida al Complejo Hospitalario Universitario de Albacete y busca que el hospital lleve “el nombre de una persona que lo ha dado todo por la medicina, que ha puesto su corazón y su ejemplo para una buena praxis”, como lo describen sus colegas.
Con información de Milenio.