
Aunque en las últimas horas la llegada del coronavirus a América Latina se ha convertido en un asunto de sumo cuidado, desde China llega un testimonio de una mujer mexicana que advierte sobre lo que viene.
Se trata de la biotecnóloga Araceli Stubbe, quien desde hace ya varios años reside a 1154 kilómetros de Wuhan, pese a la lejanía del lugar donde surgió el coronavirus, esta provincia también toma sus debidas precauciones.
La mujer mexicana tomó sus redes sociales para narrar y compartir cómo se han enfrentado a esta crisis de salud.
“En el pico de la incertidumbre hace tres semanas yo hacía como que si se me metía aire no-filtrado a la nariz me moría. Me quería poner masking tape en los lados del cubrebocas para pegármelo bien a la piel. Me llené las manos de cortaditas de tanto lavar y desinfectar. Quería salir envuelta en plástico de burbuja, o no salir. La incertidumbre y el conteo obsesivo de nuevos casos me paralizó”, relata la biotecnóloga.
La científica asegura que en su ciudad hay alrededor de 16.3 millones de habitantes; de los cuales se tienen menos de 150 casos registrados y ninguno más en lo que va de la semana del 22 al 26 de febrero.
“Los que son papás, se quedan cuidando a sus niños que tampoco han podido regresar a clases y están haciendo schooling virtual. Los que no, desde la semana pasada nos hemos rolado 3 días el sitio de trabajo. He bajado 3 kilos este mes, entre por comer poquito y por perder masa muscular, mi contador de pasos marca en promedio 36 pasos/día cuando me quedo en casa”, comparte Stubbe.
La experta asegura que después de estas duras semanas, la mayoría ya se acostumbró a lavarse de forma religiosa y consciente las manos, a ponerse el cubrebocas sin tocarlo, a no frotarse la cara o los ojos, a usar kleenex para presionar el botón del elevador y a que se desinfecte de forma recurrente la oficina.
“Tal vez les toque a ustedes pronto, y se van a quejar, van a querer confrontar los cambios, van a “repelar” las nuevas órdenes pero les van a preguntar si tienen una mejor idea. Ojalá se adapten pronto, cooperen y ayuden a cuidarse entre todos como lo estamos haciendo aquí”, dice la mexicana en China.
Araceli también cuestiona cómo van a responder esta contención los países que no cuentan con los medios o medidas suficientes para verificar que la gente no padezca la enfermedad.
“Si les toca, no sean los valientes o quejosos que se rehúsan a ponerse cubrebocas porque les da calor o se les empañan los lentes. SÓLO H Á – G A N – L O”, concluye Araceli Stubbe.
Con información de Radio formula.