Redacción
Claudia Sheinbaum, la jefa de
gobierno de la Ciudad de México, ha sido una de las pocas autoridades locales
que ha actuado con prudencia y responsabilidad frente a esta crisis llamada
COVID-19 que apenas comienza y que pocos, quizá algunos especialistas, en salud
pública, se atreven a predecir.
Sheinbaum sabe el tamaño de su
responsabilidad, sabe que debe guardar un equilibrio como gobernante de la
capital del país, un equilibrio que implica la salud, pero también la
sobrevivencia económica de millones de personas que obtiene su sustento de la
economía informal y que no tiene forma de “resguardarse” en la comodidad de su
casa para evitar el riesgo de un contagio.
Hace poco la Organización Mundial
de la Salud avaló las medidas que el Gobierno Federal ha adoptado frente a la
embestida de la epidemia. Cristian Morales Fuhrimann, miembro de la
Organización Paramericana de la Salud, explicaba que “México está tomando
varias de las lecciones aprendidas por otros países, como China, y está
aplicando medidas coherentes con las recomendaciones de la OMS; fue el primero
en poner a punto una prueba de detección para el coronavirus y eso es premisa
básica para disminuir la velocidad de dispersión de la pandemia. Esos esfuerzos
nos hacen pensar que se siguen haciendo bien las cosas, los 164 son aún
importados [de otros países con la epidemia] y las personas con las que
estuvieron en contacto han sido estudiadas, eso nos deja tranquilos.
Con el aval de la OMS Sheinbaum
optó por no cancelar, a destiempo, las actividades económicas y sociales de la
capital; a pesar de los señalamientos de la oposición y los medios críticos al
gobierno. Una decisión acertada a todas luces.
Sheinbaum ha mantenido su hoja de
ruta sin claudicar, sin clausurar de forma radical el movimiento de una ciudad
que tendría muchos más afectados si los dichos de la oposición se aplicarán,
como políticas de estado por su gobierno. Hoy, la jefa de gobierno ha decidido
clausurar, con apego a las medidas propuestas por los especialistas, los
eventos, los cafés, restaurantes, salas de cine, teatros, parques públicos y
demás actividades que representen un riesgo para los habitantes de la capital,
poniendo especial énfasis en los más vulnerables.
Estas medidas estarán acompañadas
del retiro de buena parte de la burocracia de la capital, a excepción del
personal sanitario y de salud, y algunas políticas de apoyo a micro y pequeñas
empresas que tendrán, sin duda, serias dificultades económicas para salir
adelante.
Así, sin aspavientos y
parafernalia, con responsabilidad y sin generar pánico innecesario la jefa de
gobierno ha asumido su papel como responsable de la vida social y política de
la capital, en contraste con gobernadores y políticos de oposición que apuestan
por el caos, la ingobernabilidad y la incertidumbre.
Sheinbaum, a diferencia de la
medida tomada por el gobernador de Jalisco que optó por 5 días de
confinamiento, está sugiriendo el aislamiento de la población hasta el 20 de
abril o hasta nuevo aviso, una medida que se antoja más coherente con la
situación que han vivido otros países en la segunda fase de esta pandemia, a la
que acaba de arribar nuestro país, de acuerdo con el número de infectados por
el virus.
#QuédateEnCasa es el llamado del
Gobierno de la Ciudad de México para la toda la población. Seamos empáticos,
solidarios y hagamos lo que nos corresponde como sociedad.
Presentamos la campaña #QuédateEnCasa que a partir de hoy estará en medios, redes y en espacio y transporte público. Recuerda, el reto es no contagiar y no contagiarse. pic.twitter.com/V8HL5BvfIV
— Claudia Sheinbaum (@Claudiashein) March 23, 2020