Redacción | 5 de noviembre de 2019
Era un secreto a voces, una práctica común entre quienes la emplean y que a nadie parece importarle, pero lo que hay detrás de una buena barbacoa en Hidalgo y el Estado de México, lugares de mayor arraigo en el país, es una industria sin el más mínimo respeto al animal que opera en la clandestinidad y con lujo de violencia.
La organización Igualdad Animal realizó una investigación que expuso la forma en que operan los rastros en traspatio y sitios de matanza de borregos para la barbacoa en el que se muestra la violencia en la movilización y manejo de animales para la producción de dicho platillo. El no respeto a la norma NOM-033-SAG/Z00-2014, que describe los métodos permitidos para dar muerte a los animales domésticos y silvestres.
La evidencia fue presentada por la organización que dirige Dulce Ramírez y en la que destaca “la urgente necesidad de legislar considerando a los animales explotados por su carne, endureceré las penas para quienes no cumplan las normas es un primer paso. No podemos cerrar los ojos ante esta brutal realidad. No solo es violencia hacia los animales, es un grave problema de salud pública”, explicó.
De acuerdo con la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader), la producción de carne de ovino de enero a septiembre de este año fue de 46 mil 840 toneladas, de los cuales, el 95 por ciento es para consumo de barbacoa y birria y 5 por ciento para cortes.