Por José Ureña.
TELÉFONO ROJO.
La idea no es nueva.
Al principio nadie se lo creía.
Si acaso lo escuchaban como una buena puntada de un joven iluso y optimista.
Pero él no ha abandonado la idea y hoy Cuauhtémoc Blanco se prepara para ser candidato presidencial en 2024.
Total, si sin residencia fue elegido alcalde y tres años de nuevo gobernador…
Hoy lo dice a voz en cuello, ya no solamente en pláticas privadas, sino en encuentros con grupos amplios de profesionistas, las llamadas organizaciones no gubernamentales (ONGs) y hasta en reuniones de gabinete.
Es su tema recurrente y no importa si muchos de esos interlocutores masivos acuden a quejarse por problemas graves porque Morelos siente un abandono general de su Gobierno.
Algunos: delincuencia al alza, homicidios cotidianos, fuga en penales y enfrentamiento con alcaldes –el principal es con el de Cuernavaca, Francisco Antonio Villalobos Adán- por falta de atención.
Hoy mismo tiene problemas: no quiere juntarse con Villalobos Adán, pese al asesinato del secretario interino de Seguridad Pública, Juan David Juárez López, para encontrar una solución a la crisis política.
Por ello, ante el desamparo de Blanco, el edil se decidió a pedir apoyo al Ejército y a la Guardia Nacional (GN).
Eso no importa.
El ex futbolista profesional tiene la vista en Palacio Nacional.
Si hace cuatro años era desconocido en la política y fue invitado por aventureros de un partido local, el Socialdemócrata de Morelos, con el tiempo su pragmatismo le ha permitido acomodarse.
Primero como munícipe (2015-2018) se confrontó a muerte con el entonces gobernador perredista Graco Ramírez, lo cual le permitió multiplicar su momios y proyectarse estatal y nacionalmente.
Pero lo abandonaron sus antiguos impulsores políticos y se quedó sin partido, por lo cual buscó alianzas.
Contra pronóstico, en 2018 fue postulado por el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) sobre Rabindranath Salazar Solorio, quien reclamó su militancia y su amistad con ya saben quién.
Morena y ya saben quién quería cosechar votos y quien más les ofrecía rendimientos era Cuauhtémoc Blanco.
Por eso marginaron a Rabindranath.
Hoy Blanco no es bien visto en Morena y por ya saben quién –hasta lo avergonzó en público por las pésimas carreteras-, pero se cree con méritos, carisma y posibilidades para aspirar a la Presidencia de la República.
Una desmesura a simple vista.