Larga y pesada se convertía la travesía que recorrian las personas de las comunidades indigenas para poder recibir atención medica, Para llevar a su hijo al médico, Mónica debe recorrer siete horas de camino.
El camino y sus consecuencias son el pan de cada día para la comunidad wixaritari que tienen un acceso limitado a los servicios públicos que aseguran su salud. La realidad de los indígenas wixárika en Jalisco pone en cuestión el cumplimiento de derechos a servicios públicos por parte del gobierno y su obligación de garantizar el derecho humano a la salud.
Esto ocurre por la insuficiencia de servicios médicos en las comunidades wixárikas en Jalisco, donde habitan unas 14 mil 300 personas principalmente los municipios de Mezquitic y Bolaños, según la Comisión Estatal Indígena (CEI).
Las personas de este grupo étnico que requieren servicios de laboratorio u hospitalización deben trasladarse para acceder a otras instituciones de salud, comúnmente en la ciudad de Colotlán. Si ahí no pueden ser atendidos, deben seguir su camino hasta Guadalajara, ya sea en camión, pidiendo ride… o largos tramos caminando.
Para Leo Sánchez de la Cruz, los problemas de salud que lo obligaron a viajar -junto con su esposa Carmela, desde Cuamustita en el municipio Tuxpan de Bolaños a Guadalajara- comenzaron como algo pequeño: una molestia en el cuello.
“Pues nada, no me quiso atender”
Al no recibir una consulta en su pueblo, se trasladó a Nayarit. Su única respuesta ahí fue que debía ir a Colotlán o a Guadalajara. Se aguantó un mes. Su molestia escaló hasta un tumor que después de remedios caseros como papa y sábila, explotó. Nuevamente, le dijeron que no lo podían atender en otro lugar más que en Guadalajara.