
El dato es ligeramente mejor a la estimación oportuna informada por la dependencia en octubre, cuando señaló que el avance del Producto Interno Bruto en ese periodo había sido de 12 por ciento.
La economía de México creció 12.1 por ciento en el tercer trimestre de 2020 en comparación con el trimestre anterior, de acuerdo con las cifras revisadas del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) publicadas este jueves.
El ‘rebote’ visto de la economía entre julio y septiembre es el mejor avance trimestral en los registros del Inegi y se da tras la peor contracción en la historia del país.
Como punto de comparación, la cifra más cercana a este dato es el crecimiento de 3.2 por ciento del tercer trimestre de 2009, cuando la economía mexicana se estaba recuperando de la crisis mundial de un año antes.
La cifra también representa, en la comparación trimestral, un alto a una racha de cinco trimestres con contracciones, incluyendo el del periodo abril-junio, cuando la economía cayó 17.1 por ciento por los efectos de las medidas de confinamiento para combatir la propagación del COVID-19.
En su comparación anual, el PIB tuvo una contracción de 8.6 por ciento, según datos del Inegi.
Es precisamente el desarrollo de la pandemia el punto a observar en el actual trimestre para la economía mexicana, pues el regreso de más estados del país a imponer medidas restrictivas de las actividades económicas no esenciales podrían frenar la recuperación.
Datos como el del Índice Global de la Actividad Económica (IGAE), que funciona como un ‘PIB mensual’, muestran una desaceleración de la economía del país.
Por el otro lado, la cifra de creación de empleo muestra una recuperación, luego de que durante los meses más duros del confinamiento se perdieran más de 1 millón de puestos formales. En agosto se crearon más de 92 mil empleos; en septiembre, cerca de 114 mil, mientras que en octubre se registró un récord histórico de 200 mil 641 empleos, esto según cifras del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
Con ello, en tres meses se han generado alrededor de 406 mil empleos.
El consumo interno también puede ayudar a sostener la recuperación económica, con eventos como El Buen Fin, el programa de ventas que en este año se extendió de cuatro a 12 días.
La expectativa de la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio, Servicios y Turismo (Concanaco-Servytur) era igualar las ventas de 118 mil millones de pesos de 2019. De acuerdo con la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), ese monto no solo fue igualado, sino superado aunque los datos finales aún no han sido confirmados.
Sin embargo, esta inercia puede verse frenada por el avance de la pandemia en el país. Chihuahua y Durango regresaron al rojo, el nivel de alerta máximo, en el semáforo de riesgo epidemiológico por COVID-19, y otras seis entidades (Aguascalientes, la Ciudad de México, Coahuila, Querétaro, Nuevo León y Zacatecas) están cerca de pasar a ese fase, informó la Secretaría de Salud el viernes pasado.
De acuerdo con las autoridades sanitarias, en semáforo rojo solo se permiten las actividades económicas esenciales, una disposición vista durante la Jornada Nacional de Sana Distancia.
No obstante, una noticia que podría sostener la recuperación de la economía mexicana sería el inicio de campañas de vacunación contra el nuevo coronavirus.
Esa posibilidad quedó abierta con la publicación de resultados de Pfizer, una compañía con la cual el Gobierno de México tiene un acuerdo de precompra por hasta 34.4 millones de vacunas de su régimen de dos dosis por persona.
La farmaceútica ya solicitó la autorización de emergencia de su inyección, que tiene una eficacia de 95 por ciento, a la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos, cuya decisión se podría conocer el próximo 10 de diciembre.
Al hablar de Pfizer, Marcelo Ebrard, secretario de Relaciones Exteriores, explicó el martes que el inicio de la vacunación en México “es inminente” y señaló que las dosis de la farmacéutica podrían llegar al país en un plazo de cinco días.
La recuperación de la economía mexicana:
Los datos que ofrece el INEGI vislumbran una recuperación que ya asoma en los indicadores. Sin embargo, los riesgos siguen acechando en el horizonte.
La drástica situación que atravesaba la economía mexicana parece, por lo que reflejan los indicadores, haber tocado fondo. Observando las cifras que esta presenta, dicha economía ha recuperado parte de todo el dinamismo perdido durante la gran crisis que, dicho sea de paso, ha sumido en el caos a la economía a nivel global en los meses pasados. Sin embargo, estamos hablando de una situación preliminar. En este sentido, la posibilidad de que se den nuevos rebrotes en los distintos países afectados, ante las amenazas que persisten en el horizonte, podría volver a sacudir, y con dureza, a dichas economías. De esta forma, pudiendo agravarse la situación.
Analizando la coyuntura a nivel global, la disipación de la pandemia ha favorecido la reapertura económica en gran parte del planeta. Tras la debacle registrada por los países que operan en esta economía, cada vez más globalizada e interrelacionada, la fase de reactivación y recuperación ya está en marcha, en aras de amortiguar la gran contracción cosechada durante el segundo trimestre. De esta forma, con el levantamiento de las medidas de distanciamiento social, muchos han sido los sectores que han comenzado a registrar actividad, tal y como recoge el IGAE en sus contrastes con meses pasados. El alivio que supone la relajación de semejante amenaza social ha permitido que los comercios pueden reabrir sus puertas, permitiendo, con ello, la generación de actividad económica y la producción de ingresos.
Sin embargo, no todas las economías lo han podido hacer de la misma forma. Además, teniendo en cuenta que estamos hablando que, de igual forma, no todas han registrado descensos similares en sus respectivos PIB, por lo que no exigen una recuperación simétrica para recuperar los niveles que presentaban antes de la pandemia. En este sentido, la clave está en las medidas aplicadas; pues, mientras que una serie de economías pudieron reaccionar, con una gran movilización de recursos económicos para combatir la pandemia, otras, por la situación que presentaban y los recursos de los que disponían, no pudieron aplicar dichas medidas. De esta forma, impidiendo la aplicación de políticas contracíclicas, ante un inexistente fondo de maniobra, para amortiguar el impacto ocasionado por la pandemia.
Y ya no solo estamos hablando de medidas económicas. Pues, como reflejan los estudios al respecto, las drásticas medidas impulsadas desde el plano sanitario también fueron determinantes para controlar y normalizar la situación. Así, China, por ejemplo, aplicó unas medidas de distanciamiento social que, por su dureza, permitieron la contención del virus en gran medida. Sin embargo, en otras economías donde las medidas fueron más livianas, como es el caso de España o México, por ejemplo, el daño de la pandemia, como registran los indicadores, es mayor.
México, en este sentido, es uno de los países que más ha sufrido. Y es que, teniendo en cuenta lo comentado anteriormente, tanto en materia de recursos, como en materia sanitaria, el país adolece de problemas que impidieron la aplicación de determinadas políticas para amortiguar el golpe. En este contexto, estamos hablando de una inyección de recursos que se muestra prácticamente inexistente, dada la situación que precedía a la economía mexicana en los años pasados. Además, teniendo en cuenta el sistema sanitario, así como los recursos, tanto humanos como físicos, con los que cuenta el país, estamos hablando de que, precisamente, no es el país mejor preparado para afrontar la pandemia, así como posibles rebrotes.
En este sentido, estamos hablando de un país que, por los compromisos con los que contaba, no ha podido aplicar mecanismos para salvaguardar, por ejemplo, el empleo. Esto, sumado a la situación de informalidad económica que presenta México, nos deja unos datos de desempleo que deberían, como poco, preocuparnos. A esto debemos sumarle que la capacidad de sostener empresas viables en el país, ante el cierre forzoso de la economía, es muy limitada. Dicho sea de paso, una incapacidad que, por dichas limitaciones, está provocando la pérdida de capacidad productiva en el país, con la consecuente extinción de todos aquellos empleados que de estas dependían. Esto, en adición a una gestión que queda muy en entredicho, ha situado a México en un escenario complicado.
Sin embargo, como decíamos al inicio, dicha situación comienza a remontar. En el peor momento de la contracción económica que vivía el país a causa de la pandemia, durante el pasado mes de mayo, el IGAE se redujo en un 22.7%; cifras que, si las comparamos con las cifras de años anteriores, nos dejan un -20 por ciento para el mes de abril. Sin embargo, durante los meses de junio y julio, el indicador cerró con descensos que se situaban, respectivamente, en el -13.3% y el -9.8%, respecto a los mismos meses de 2019. Unos descensos que, esta vez, además de ser menos acusados, si los contrastamos con meses pasados del mismo año, ofrecen una recuperación que, como comentábamos al inicio, podría suponer la reactivación de la economía mexicana.
Sin embargo, teniendo en cuenta todo lo comentado anteriormente, así como el hecho de que estamos hablando de una economía que, como ocurre en España, no puede recuperarse sin, previamente, recuperar su sector turístico -15% del PIB-, deja en una situación muy complicada para México; especialmente si esos rebrotes que ya se prevén se diesen en el país. Y es que, como vemos, la economía mexicana comienza a recuperar parte del dinamismo perdido; sin embargo, se han producido daños muy severos que, de extenderse, dejarían a la economía al borde del colapso. Una situación que México debe evitar a toda costa.
Con información de El Financiero.