Después del feminicidio de Vanesa Gaytán el pasado 25 de abril, a las puertas de Casa Jalisco, la residencia oficial del gobernador Enrique Alfaro, son muchas las reacciones que ha habido en torno a la vulnerabilidad de las mujeres en Jalisco, a la impunidad de quienes atentan contra ellas y a la inoperancia del sistema de justicia en este estado.
Una de las voces que llamó la atención sobre este tema particular fue la organización internacional “Amnistía Internacional” quien exigió al gobierno de Jalisco una investigación sobre la “inefectividad de las medidas de seguridad” dictadas a favor de la víctima, medidas que no sirvieron de nada, hoy Vanesa está muerta.
En el marco de este atroz asesinato que ha sido noticia a nivel mundial por la difusión del video de una de las cámaras de seguridad de “Casa Jalisco”, el gobernador deaquel estado y el alcalde de Guadalajara, han tenidoposiciones muy distintas sobre los hechos, pues mientras Enrique Alfaro se deslindó de este asesinato y aseguró que este caso es un síntoma de la descomposición de la sociedad jalisciense, Ismael del Toro, el edil tapatío, admitió que hubo deficiencias en el proceso de protección de la víctima.
De acuerdo con la nota periodística de Adrián Montiel, del diario NTR de Guadalajara, Alfaro declaró ayer que Vanesa tuvo el respaldo de los gobiernos estatal y municipal y negó que hubieran fallado, pues el responsable de los hechos fue un “loco”.
En el contexto de su encuentro con reporteros para abordar este tema tan sensible, el gobernador remato diciéndole a los reporteros que estaba a sus ordenes por si querían seguir haciendo apología de la violencia.
Con este tipo de declaraciones y actitudes quedan en evidencia tres cosas, una vez más.
El gobernador de Jalisco no acepta las deficiencias de su gobierno, no entiende la situación de vulnerabilidad que viven las mujeres de su estado y no le queda clara la labor y contribución de los periodistas a la vida pública.