El pasado viernes por la noche, Juan Daniel de 23 años fue acribillado por elementos de la policía estatal de Tamaulipas, quienes minutos antes habían sido agredidos por hombres armados que viajaban a bordo de una camioneta similar a la que llevaba el joven.
María Guadalupe Martínez Cepeda, madre de Daniel de profesión ingeniero, aseguró haber hablado con su hijo vía telefónica, en la que escuchó suplicaba por su vida.
Él salió a la tienda, como se tardó unos 15 minutos y yo escuché detonaciones, le marqué, y me contestó a la segunda vez, y escuché que gritaba que no le tiraran, pero se seguían oyendo balazos, y salimos corriendo, y al llegar todavía seguían disparando a la camioneta. Ese fue un asesinato, esos policías me arrebataron a mi hijo que, porque lo confundieron, dijo la señora María.
El cuerpo de Juan Daniel quedó dentro de la camioneta que se estrelló en el puente elevado del libramiento con brecha 109 de la colonia Primera de Mayo cerca del Río Bravo. Tras esta agresión ciudadanos han decidido escribir mensajes con tinta blanca en los vidrios de sus autos y camionetas, para pedir a los criminales que no les disparen.
A través de redes sociales, comenzaron a circular fotos donde los parabrisas de los autos aparecen con los siguientes mensajes: "Bebé a bordo, no me dispares. Somos familia, no delincuentes".
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En otro se leía: "Trabajo honestamente y siempre viajo con mi niño de seis años ¡No me dispares! ¡No tengo dinero! ¡No me secuestres!".
A inicios de febrero, conductores en la frontera Nuevo Laredo, Tamaulipas habían denunciado de falsos retenes a cargo de integrantes del cártel del Noreste.
Un ejemplo de ello, el testimonio de una familia que denunció que presuntos integrantes de dicha organización criminal los retuvo cerca del puente internacional Número Dos y les exigió una cuota. De acuerdo con autoridades el modus operandi es el siguiente; los conductores que salen de pagar impuestos son identificados por los halcones desde la aduana y éstos avisan a los criminales, quienes detienen a los viajeros para exigirles un pago que puede ir de los 500 a los 3 mil dólares.
Las principales víctimas son los transportistas, que son despojados de sus unidades y tomados como moneda de cambio en caso de que la empresa a la que pertenecen inmovilice las unidades, los delincuentes amenazan con cortar los dedos de los conductores e incluso asesinarlos.
Con información de La Silla Rota.
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