Las jirafas blancas están consideradas entre los animales más bellos del planeta. Lamentablemente, su singularidad las convirtió en una de las especies más perseguidas por cazadores furtivos, hasta provocar que hoy en día estén prácticamente extintas, ya que sólo queda un ejemplar en todo el planeta.
Su lugar de residencia es la reserva Ishaqbini Hirola, en Kenia, donde será vigilada con ayuda de un dispositivo de rastreo por GPS para mantenerla a salvo.
En un comunicado, la reserva Ishaqbini Hirola informó el martes que el dispositivo GPS será colocado en uno de los cuernos de la jirafa y emitirá una alerta cada hora para avisar a los guardabosques de su posición.
La reserva agradeció al Servicio de Vida Salvaje de Kenia y a los grupos Northern Rangelands Trust y Save Giraffes Now por su ayuda.
Las jirafas blancas deben su color al leucismo, un raro rasgo genético motivado por un gen recesivo, que evita a las células de la piel producir pigmentación.
A pesar de las apariencias, esta condición es muy distinta al albinismo, ya que los animales afectados siguen manteniendo la coloración normal de sus ojos y su piel no es tan sensible a la luz del sol, ya que no carecen por completo de melanina, el pigmento que actúa como protección ante la radiación.
Aunque es poco común, el leucismo se presenta en varias especies de animales, entre ellas pingüinos, águilas, leones, cocodrilos, monos, pavorreales, caballos, ballenas, hipopótamos, etcétera.
Hasta el pasado mes de marzo, la última jirafa blanca del mundo vivía acompañada de una hembra y su cría (descubiertas en 2017), hasta que su falta de camuflaje y color brillante las hizo presa de cazadores furtivos que asesinaron al par, dejando completamente solo al macho y condenando a su especie a la extinción ante la imposibilidad de reproducción.
Muerte de jirafas blancas a manos de cazadores
La muerte de dos raras jirafas blancas por cazadores furtivos en un santuario de vida silvestre de Kenia causó indignación en todo el mundo, ya que fue un duro golpe para la comunidad conservacionista.
La noticia del asesinato de las dos jirafas se dio a conocer tras encontrarse sus restos, luego de cuatro meses de que fueran vistas por última vez, dijeron los guardabosques de Ishaqbini Hirola Conservancy.
La madre jirafa y su cría fueron asesinadas por cazadores furtivos, lo que fue calificado como “un golpe a los pasos tomados por la comunidad para conservar especies raras y únicas”, así como “un llamado de atención para un apoyo continuo a los esfuerzos de conservación”.
El Servicio de Vida Silvestre de Kenia investiga el incidente, que por ahora deja solo a una jirafa blanca en el mundo, un macho.
Las jirafas blancas fueron noticia mundial en 2017, cuando una hembra y su cría fueron descubiertas.
Le siguió un segundo ternero y la familia de tres vivió una vida libre dentro de los confines del santuario, donde generaron mucho interés de los turistas y los medios de comunicación de todo el mundo, destacó la cadena CNN.
Los animales obtuvieron su coloración única de una condición conocida como leucismo, que es una condición genética que hace que las células de la piel de las jirafas no puedan producir pigmentación. Eso da como resultado una coloración blanca, pálida o irregular de su piel.
Los animales con leucismo continúan produciendo un pigmento oscuro en su tejido blando a diferencia del albinismo, lo que significa que los ojos de las jirafas eran oscuros.
El animal terrestre más alto del mundo ha perdido el 40% de su población en solo 30 años debido a la caza furtiva y el tráfico de vida silvestre, estima la African Wildlife Foundation.
Con información de SDP Noticias y Forbes México.