Redacción
Giselle Mendoza Rocha,
estudiante mexicana de Economía, fundadora de la startup Geco Technologies,
creó un bioplástico a partir de cáscaras de naranja el cual se descompone en
solo 90 días.
La joven de 21 años,
originaria de Zacatecas busca sustituir los contaminantes plásticos derivados
del petróleo, los cuales tardan en desintegrarse hasta mil años en el medio
ambiente.
“Estamos trabajando en el
desarrollo de un bioplástico elaborado a partir del residuo de la naranja, de
la cáscara y el bagazo, el cual es 100% biodegradable en aproximadamente 90
días y con potencial de aplicaciones en la industria biomédica, envasado y
embalaje, alimentos y agricultura”, explicó la joven a Forbes.
Según Forbes, Giselle eligió
la naranja por el aprovechamiento de la celulosa y por su viabilidad a nivel
tecnológico y comercial. También, por la abundancia de este cítrico en México,
quinto productor a nivel mundial.
“Empecé a hacer alianzas con
productores, para asegurar el costo casi nulo de la materia prima o a precios
bajos por tonelada. En el mundo también abunda la naranja y ha surgido interés
de otros países donde hay este cítrico. Es barata y de fácil adquisición…Es una
tecnología matriz muy versátil, con aplicaciones futuras en la biomedicina,
incluso puede servir como sustituto de piel para tratamiento de quemaduras y
heridas o como sustituto de córnea, lo cual estamos explorando, pero es a largo
plazo”, precisó.
La estudiante del Tec de
Monterrey, explicó que el objetivo es fabricar un sustituto a los envases de
PET. Esto, porque el bioplástico es flexible y transparente. Además, señaló que
“hay varias empresas grandes interesadas en el material. Una de ellas es la
empresa más grande de productos desechables. Otra es generadora de botellas y
existen varias empresas internacionales interesadas en la tecnología”.
Actualmente, el proyecto está
en fase de cierre de investigación y desarrollo. El siguiente paso es hacer
pruebas industriales en una planta piloto.
México es el segundo
consumidor de botellas de plástico para refrescos en el mundo y el primero para
agua. Esto, provoca que alrededor de 90 millones de envases sean desechados en
la calle, los bosques, el mar y los ríos.
Con información de Plumas
Atómicas