
Por Gabriela Tapia
La semana pasada comentábamos que López Obrador se había puesto alta la vara al proponerse el combate a la corrupción como el objetivo primordial de su gobierno. Hoy despertamos con la noticia de que México cayó tres lugares más en el Índice de Percepción de Corrupción de Transparencia Internacional 2018. La caída corresponde al último año del sexenio de Enrique Peña Nieto.
Desafortunadamente, eso no es todo. Cuando Peña Nieto asumió la presidencia en 2012, México tenía una puntuación de 34 en el índice y ocupaba la posición 105 de 176 países. Es decir, había 71 países con peores percepciones de corrupción que México.
El índice, mide la corrupción en el sector público en una escala del 0 al 100, donde 0 es más corrupto y 100 es menos corrupto. La puntuación 2018 de México es de 28 y lo coloca en el lugar 138 de los 180 países en los que se mide. Esto quiere decir que en México aumentó en seis puntos en el índice de percepción de corrupción durante el sexenio de Peña Nieto y que cada vez estamos más cerca de los países con los peores índices de percepción de la corrupción del mundo. Actualmente sólo hay 42 países con peores calificaciones que México. De la región de las Américas, tenemos el deshonroso primer lugar en materia de percepción de la corrupción.
El asunto más preocupante de todos, es que combatir la corrupción no es sencillo. De acuerdo a Transparencia Internacional (2018), la mayoría de los países en los que se monitorea, han fallado significativamente en hacerlo. Sin embargo, ¿qué tienen en común los países menos corruptos del mundo? De acuerdo a Transparencia Internacional (2018) en todos ellos hay Instituciones democráticas fuertes y consolidadas, estado de derecho y altos niveles de desarrollo económico.
Como se puede ver en la siguiente gráfica los países con democracias consolidadas tienen mejores resultados en materia de combate a la corrupción que países con problemas en sus instituciones democráticas.
Si efectivamente la política de este sexenio será combatir la corrupción, más allá de las buenas intenciones, se deberán favorecer mecanismos de transparencia y rendición de cuentas. Algunas decisiones recientes sin embargo, no parecen ser buen augurio. Entre ellas, por ejemplo el nombramiento de un “fiscal carnal” por nueve años. En fin, ya veremos en 2024 qué dice el Índice de Percepción de la Corrupción sobre el sexenio de López Obrador.