El día de hoy escribe en su columna para el universal Ricardo Raphael un episodio que vivió en 2015 cuando en la hora ministro de la suprema corte de justicia de la nación, Eduardo Medina Mora, fue removido de su cargo como embajador de México en Estados Unidos por Enrique peña Nieto para incorporarlo al cargo que hasta el día de hoy ocupa en el poder judicial.
Resulta que al salir Medina Mora como embajador, la embajada de México en los Estados Unidos contra todo como empleada a la esposa del hoy ministro, Laura Pérez Vazquez.
Las indagatorias realizadas por Ricardo Rafael indicaron que la embajada contrató a Pérez Vásquez con un sueldo de 40,000 pesos mensuales con la finalidad de que mantuviera el gasto de seguros médicos y pudiera continuar recibiendo el tratamiento médico que de acuerdo a declaraciones de funcionarios de la Secretaría de Relaciones Exteriores era muy costoso.
Al día de hoy nos hemos enterado que la señora Pérez Vásquez falleció a causa de su enfermedad y gracias a la columna escrita por Salvador García Soto y a las respuestas dadas por Medina Mora, nos enteramos que precisamente en las fechas en que Pérez Vásquez gozaba de un seguro de gastos médicos pagado por el pueblo de México, también recibía transferencias millonarias a sus cuentas tal como lo aceptó Medina Mora.
“La empresa Compusoluciones y Asociados S.A. de C.V. es una empresa familiar en la que mi difunta esposa era accionista y como tal recibió dividendos y realizó transmisión de acciones, cuestiones que fueron debidamente reportadas a las autoridades fiscales incluidas en sus declaraciones como contribuyente.”
Es decir que, al mismo tiempo en que la Hacienda pública pagaba un sueldo de aproximadamente 40 mil pesos mensuales a Laura Pérez Vázquez, en la embajada de México en Estados Unidos, para ahorrarle —entre otros gastos— el seguro médico, ella estaba realizando operaciones millonarias como accionista de Compusoluciones y Asociados S.A. de C.V.
Todavía recuerdo el trasfondo de aquella llamada cargada de reproche: “Ella se está muriendo y tú la acusas públicamente de ser un aviador.”
Si por algo vale la pena la revolución cultural que está ocurriendo en nuestro país es porque se extingue la tolerancia frente a sujetos que habían supuesto como parte de su patrimonio privado los bienes públicos que son de todos.
En 2015 para Eduardo Medina Mora era justificable aceptar un cargo tan destacado en la Corte y, al mismo tiempo, dejar a su mujer en Washington “becada” por el poder Ejecutivo. Su condición de salud, además, daba legitimidad al hecho de que los contribuyentes nos hiciéramos cargo de un gasto que era de su exclusiva responsabilidad.
Nunca fue cierto, como se me dijo, que esa pareja no tuviera fondos para cubrir los gastos médicos; es ahora evidente que los ahorros de la pareja podrían haber solventado el tratamiento de Laura Pérez Vázquez y mucho más.