Durante los últimos años y a raíz del secuestro de su hijo Hugo Alberto –el cual ha sido disputado por diversos investigadores-, la activista Isabel Miranda de Wallace y su asociación civil Alto Al Secuestro se ha posicionado como un emblema en el combate y la prevención del secuestro en nuestro país.

Sin embargo, las dudas generadas en torno al proceso del ‘caso Wallace’, así como su vinculación con partidos políticos y personajes de alto perfil acusados de cometer actividades criminales han dañado la imagen que construyó gracias a la exposición mediática del delito en contra de su hijo.

Tras el arresto del exsecretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna; el pasado 7 de enero, la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) de la Secretaría de Hacienda (SHCP) dio a conocer que se estaban investigando los nexos entre el señalado y seis organizaciones civiles (OSC) que colaboraron con su dependencia.

En aquel momento,diversas fuentes señalaron a dos asociaciones que denunciaban casos de secuestro y cercanas al funcionario: la primera era México Unido Contra la Delincuencia, dirigida por María Elena Morera, mientras que la segunda era Alto al Secuestro. En aquel momento, Isabel Miranda denunció que el exfuncionario no había colaborado en la búsqueda de su hijo Hugo Alberto y que nunca ha estado interesada en donativos económicos.

Ello podría deberse a que genera sus recursos gracias a su agencia de publicidad, Showcase Publicidad. Sin embargo, un artículo de El Universal, publicado en 2016, denunció las irregularidades de las que la empresa se ha valido para beneficiarse, las cuales involucrarían al Poder Judicial y a las autoridades de la Ciudad de México.

A través de una serie de amparos, Miranda evitó verse afectada por un reordenamiento de anuncios espectaculares en la capital. Mientras que el número total de este tipo de publicidad se redujo en un 60 por ciento, los letreros colocados por Showcase Publicidad se incrementaron en un 66 por ciento, pasando de 114 a 188.

A pesar de pretender colocarse como una de las principales organizaciones de la sociedad civil en el país, Alto al Secuestro no aparece en el Registro Nacional de OSC. En su momento, la propia activista reconoció que no cuenta con la Clave Única (CLUNI), por lo que no es elegible para recibir recursos del gobierno federal.

De igual manera, la asociación tampoco aparece en el registro del Sistema de Información de Desarrollo Social de la Ciudad de México; es decir, que no está legalmente constituida como organización. Sin embargo, esto no les ha detenido para continuar emitiendo boletines y reportes de secuestros que, como ellos mismos reconocen, no coinciden con los datos de las autoridades federales.

Además, en la página de inicio de Alto Al Secuestro en internet, hay un apartado que dice ‘Estadísticas’. Sin embargo, al hacer clic este no proporciona acceso a algún tipo de datos, sino que redirecciona al usuario a un enlace de YouTube en el que se dan los pormenores ‘oficiales’ del ‘caso Wallace’.

La otra agrupación acusada de nexos con Genaro García Luna, México Unido Contra la Delincuencia, dirigida por María Elena Morera, cambió su nombre en 2011, para convertirse en Ciudadanos por una Causa en Común. Esta última sí aparece en el Registro Nacional de OSC; aunque ella no aparece como representante legal, sino el empresario y emprendedor Giulliano Lopresti.

De acuerdo con los datos disponibles, durante el gobierno de Enrique Peña Nieto, la asociación de recibió seis apoyos por parte de la Secretaría de Gobernación, aunque no se especifica el monto.

Esta organización fue una de las más beneficiadas por la administración de Felipe Calderón. El propio García Luna, a través de la SSP, donó 4.2 millones de pesos en 2009. Además, fue la única asociación civil apoyada por la Iniciativa Mérida, la cual le otorgó 2 millones de pesos por parte de la Embajada de Estados Unidos en México.

Al deslindarse del exsecretario de Seguridad Pública, Isabel Miranda –en una entrevista para ContraRéplica- también denunció la cercanía entre Morera y el funcionario; aunque no quiso entrar al debate sobre si esa relación era buena o mala.