
Argumentó que actualmente se presenta un proceso de degradación de la vida pública, una decadencia y para enfrentar esta degradación no basta con acciones que mejores las condiciones materiales también es importante fortalecer los valores, procurar el bienestar material y el del alma y por eso se habló de una república moral y se habló de la felicidad y de tener una Constitución Moral.
Este jueves el presidente Andrés Manuel López Obrador presentó la Guía Ética para la Transformación de México la cual será distribuida a 8 millones de adultos mayores.
Hemos venido sosteniendo que la crisis de México no solo es una crisis económica, incluso no solo una crisis de bienestar material, sino una crisis por pérdida de valores culturales, morales y espirituales, dijo en su conferencia de prensa matutina.
El mandatario federal detalló que tras mucho análisis y consultas se determinó elaborar una Guía Ética para la Transformación de México.
Indicó que el documento se va a imprimir en una cantidad considerable porque se le harán llegar a 8 millones de adultos mayores, para que sean ellos, de manera voluntaria, quienes puedan en sus tiempos libres trasmitir y analizar con sus hijos y nietos lo que se dice en la guía.
“El valor de la honestidad es fundamental, es el valor que estamos exaltando porque nos estamos enfrentando a la degradación que significa la corrupción que avanzó en los últimos tiempos, se fue creando un código perverso”, AMLO. pic.twitter.com/PqACyoZTqW
— Gurú Político (@guruchuirer) November 26, 2020
A 210 años de la Primera Transformación de México:
En la vida pública de México se han vivido tres transformaciones. La primera fue la Guerra de independencia, que consistió en liberación de la Corona española; la segunda, la Guerra de Reforma, encabezada por Benito Juárez para la separación de la iglesia y el Estado así como la conformación del Estado-nación; la tercera, la Revolución Mexicana que puso fin al Porfiriato y llevó a las reformas constitucionales que harían valer los derechos sociales.
El Presidente Andrés Manuel López Obrador, desde la campaña, afirmaba que el periodo de su gobierno sería el inicio de la Cuarta Transformación, misma que sería el fin del periodo neoliberal y el principio de la moralización de la vida pública a través de un nuevo modelo económico que garantice un estado de bienestar.
En las anteriores transformaciones hubo hechos relevantes que desencadenaron otros sucesos. La conformación ejército insurgente el 16 de septiembre 1810 (también conocido como “El grito de Dolores”) en la Independencia; la promulgación de la Constitución de 1857 (hito que no solo modificaría la conformación de los poderes en México, sino que el ejército jugaría en adelante un papel fundamental) en la Guerra de Reforma; y, en la Revolución Mexicana, el conflicto armado culminaría en la institucionalización del poder militar y los caudillos (hasta que Carranza tomó posesión de la presidencia en 1917),sin olvidar, por supuesto, la promulgación de la Constitución que tendría plasmadas las consignas de la Revolución.
Cada uno de estos hechos, son continuidad uno de los otro; es decir, representan una serie de acontecimientos que no ocurren de la manera aislada sino concatenada. Por ejemplo: la Revolución Mexicana, una lucha primordialmente agraria y campesina, no pudo palpar el sueño de justicia social y repartición de tierras de manera significativa hasta la llegada del General Cárdenas, quien además de organizar por medio del Estado a las corporaciones obreras y campesinas, puso en el centro de la producción agrícola al ejido y a las comunidades. No fue solo una reforma a la constitución lo que hizo posible la reportación de tierras, sino un proceso organizativo de masas.
En el caso de la Cuarta Transformación, el inicio se dio de manera pacífica por medio de las elecciones de 2018. Nunca en la historia moderna de México, un presidente había tenido un porcentaje tan alto de aceptación en las votaciones: todas las esperanzas de un cambio verdadero fueron depositadas por medio de las urnas. Sin embargo, a dos años del inicio de la Cuarta Transformación, con un jefe de Estado que inicia la jornada laboral antes que la mayoría, con las reformas más importantes a la constitución aprobadas y la operación de los programas sociales en los rincones más lejanos del país, no se ha profundizado en todos los niveles la mística del Presidente. El elefante reumático de la burocracia es casi arrastrado por el ejecutivo; la oposición sigue presionando para tener cuates en las cuotas de otros poderes y los medios de información presionan para obtener recursos públicos como si fueran una extensión del gobierno, mientras lo acusan de persecución. Esta situación no debería extrañarnos, quien piense que las revoluciones pasan rápido como un rayo desconoce por completo los procesos organizativos. En este sentido, el Presidente ha sido muy claro: se están sentando las bases para la Cuarta Transformación, en la que paradójicamente se incluyen aspectos de las tres anteriores.
La Guerra de Independencia, fue en esencia el inicio de México como país soberano. Aunque más tarde hubo nuevos intentos de conquista, la idea de la descolonización en todos los aspectos permitió que, más tarde, el Pueblo tuviera herramientas para luchar por su libertad. Esta idea, aunque pareciera ya superada, no se ha consolidado. Durante el periodo neoliberal, se otorgaron por medio de la corrupción los recursos naturales que pertenecían al Pueblo. Antiguamente se entregaban las riquezas de nuestro país por medio de la fuerza, ahora se modernizaron para ser más sutiles e incluso legales, manifestándose no solo por medio de la explotación de las minas a extranjeros, por la venta del petróleo crudo a los amigos de Peña Nieto o por los permisos ilegales para explotación de mantos acuíferos, sino a través de la alimentación o la cultura, como lo ha explicado el Subsecretario Víctor Suarez. No es gratis que el Presidente haya repetido varias ocasiones que México no es colonia de ningún país, justamente porque sigue latente aquella demanda de la Guerra de Independencia.
De igual manera, el espíritu de la Guerra de Reforma, además de separar a la iglesia del Estado, fue el proceso de reconfiguración del Estado y los poderes, sobre todo del militar. Actualmente, la conformación de la Guardia Nacional tiene implicaciones también en la organización del Estado, especialmente en su relación con el Presidente.
En el caso de la Revolución Mexicana, que buscaba terminar con el Porfiriato, logró su expulsión y una reforma social importantísima para el siglo XX. Sin embargo, la corrupción y el tráfico de influencias instaurados en durante el gobierno de Porfirio Díaz son una carga que arrastra más de un siglo después.
Esto nos demuestra que todos los procesos de Transformación están casi inacabados, aunque las demandas se hayan cumplido y culminado las luchas armadas. Lo cierto es que cada una de las transformaciones ha sentado las bases para la siguiente. Así, la Cuarta Transformación no debe ser entendida como un sexenio o serie de programas sociales, sino como la moralización de la vida pública de México, encabezada si por el Presidente pero, sobre todo, sustentada por el Pueblo de México.
Con información de Xeva.