
El camión para pollos salió del aeropuerto con una bandera de Bolivia al frente, y guardia policial para escoltar los paquetes de vacunas Sputnik V. La llegada del vehículo provocó dudas sobre el buen manejo de las vacunas entre los habitantes de la ciudad.
La ciudad de Trinidad, en Bolivia, recibió este lunes un lote de vacunas contra Covid-19. Pero, luego de las fallas mecánicas de un vehículo especializado del SEDES (Servicio de Salud), las autoridades decidieron transportar de emergencia las vacunas Sputnik V en un camión para pollos.
De acuerdo con Reuters, esta extrema medida es un claro ejemplo de la falta de infraestructura que se vive en todo el mundo ante la pandemia por coronavirus.
Jorge Richter, vocero del gobierno de Bolivia, aseguró que el uso del camión para pollos fue la opción más rápida para lograr transportar las vacunas Sputnik V y mantenerlas en estricta refrigeración con cámaras de frío.
“Lo que hubo fue un desperfecto en un vehículo que había dispuesto SEDES para poder realizar el transporte de las vacunas y tuvieron que apelar de emergencia a una empresa que sí tiene también camiones con cámaras de frío." Jorge Richter
Además, aseguró que para los siguientes arribos de vacunas, el país tendrá que recurrir a empresas particulares que cuenten con el equipo necesario para el correcto traslado.
“Cuando recibamos ahora las vacunas del plan COVAX, vamos a tener también que tomar los servicios de muchas otras empresas porque van a ser alrededor de 200 cajas de vacunas." Jorge Richter
Hasta el momento, Bolivia ha reportado cerca de 220 mil casos de Covid-19 y más de 10 mil muertes. Se espera que a finales de febrero, la Organización Mundial de la Salud, a través del programa COVAX, envíe un primer millón de dosis de vacunas.
La difícil tarea de transportar una vacuna que debe estar a 80 grados Celsius bajo cero:
Desarrollar una vacuna eficaz contra el coronavirus es el primer paso. Luego viene la cuestión de cómo enviar cientos de millones de dosis que necesitarán conservarse a temperaturas árticas.
Muchas cosas tendrán que concretarse para poder terminar con la pandemia del coronavirus. Las empresas farmacéuticas tendrán que desarrollar una vacuna segura y eficaz. Miles de millones de personas tendrán que aceptar vacunarse.
Pero también existen retos más ordinarios como, por ejemplo, el asunto de que las empresas deberán transportar ampolletas de vidrio diminutas a miles de kilómetros de distancia y conservarlas a temperaturas tan frías como las del Polo Sur en los inviernos más intensos.
Varias de las primeras vacunas en desarrollo contra la COVID-19 deberán conservarse a una temperatura mínima de hasta 80 grados Celsius bajo cero desde el momento en que se envasen hasta que estén a punto de ser inyectadas en el brazo del paciente.
Eso no será fácil. Es posible que las vacunas se fabriquen en un continente y se envíen a otro. Tendrán que pasar de un centro de distribución a otro antes de llegar a los hospitales y a otros lugares donde las apliquen.
Pese a que las autoridades de salud estadounidenses todavía no aprueban ninguna vacuna, ya se están haciendo preparativos para una campaña de vacunación masiva. Se espera que en la coordinación y la distribución en Estados Unidos participen el ejército y un contratista federal. Pero varias empresas se están movilizando para encontrar la manera de mantener cientos de millones de dosis de una vacuna a temperaturas muy muy frías.
Los aeroplanos, los camiones de carga y los almacenes tendrán que estar equipados con congeladores. Las ampolletas de vidrio tendrán que resistir temperaturas heladas. Alguien tendrá que fabricar mucho más hielo seco.
“Apenas estamos comenzando a entender las complicaciones que conlleva la entrega”, dijo J. Stephen Morrison, vicepresidente sénior del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, un organismo de investigación. “Y no hay vuelta de hoja. Las exigencias de temperatura son muy concretas y eso limitará el acceso y la entrega”.
El viernes 18 de septiembre, el presidente Donald Trump afirmó que para abril cientos de millones de dosis de una vacuna no identificada estarían a disposición de todos los estadounidenses. Ese plazo es más ambicioso de lo que sus propios asesores han manifestado. El 16 de septiembre, Robert Redfield, director de los Centros para la Prevención y el Control de Enfermedades (CDC, por su sigla en inglés), le dijo a un comité del Senado que la vacuna no estará disponible al público en general sino hasta mediados del próximo año.
De las tres vacunas que han llegado a la fase tres, dos —una fabricada por Moderna y los Institutos Nacionales de Salud, y la otra, por Pfizer y BioNTech— tienen que mantenerse en un estado casi constante de congelamiento extremo. (Están elaboradas con materiales genéticos que se desintegran al descongelarse). Otra candidata importante, que está siendo desarrollada por AstraZeneca y la Universidad de Oxford, debe conservarse fría, pero no congelada.
El mes pasado, McKesson, un destacado distribuidor de medicamentos, obtuvo un contrato federal importante para ayudar a distribuir la vacuna contra la COVID-19. Sin embargo, la mayor parte del trabajo recaerá sobre empresas que no pertenecen a las industrias médica ni farmacéutica. Las principales empresas de paquetería estadounidenses, incluidas UPS y FedEx, ya cuentan con redes de congeladores que emplean para enviar alimentos perecederos y suministros médicos. Estas compañías tienen experiencia en el envío de vacunas contra otras enfermedades, como la influenza estacional.
No obstante, es probable que los esfuerzos de vacunación contra la COVID-19 superen los de las campañas anteriores.
UPS informó estar construyendo una llamada granja de congeladores en Louisville, Kentucky, el centro de distribución más grande de esa empresa, donde puede almacenar millones de dosis a temperaturas bajo cero.
Crear un almacén completo capaz de mantener tal congelamiento profundo habría sido demasiado complejo y costoso. Así que en una bodega se han dispuesto filas de congeladores industriales verticales Stirling Ultracold, cada uno capaz de almacenar 48.000 ampolletas. Hasta ahora hay 70 congeladores pero la bodega tiene capacidad para varios cientos de ellos. Un centro similar de UPS está en marcha en Holanda.
“Nunca antes he visto algo como esto”, dijo Wes Wheeler, director de salud de UPS. “Nada ha sido tan global a esta escala”.
Con información de SDP Noticias.