Jesús Murillo Karam, sólo un concepto de gasto abordó la tragedia de la desaparición de los 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural “Raúl Isidro Burgos” de Ayotzinapa, Guerrero: la contratación del Instituto de Medicina Forense de la Universidad de Innsbruck, Austria.
En ese laboratorio se analizaron los análisis de los restos óseos que según la PGR fueron encontrados en el río San Juan de Cocula, para determinar si pertenecían a los normalistas. Después se conoció que fueron puestos ahí y no “hallados”.
Los resultados ayudaron a construir la llamada “verdad histórica” que el entonces Procurador le presentó al mundo. Ahora, esa verdad es otra. La mañana del 1 de julio de 2020, el Fiscal General de la República, Alejandro Gertz Manero, la declaró “acabada” y nuevos estudios en la misma casa de estudios de Innsbruck identificaron a otro normalista cuyos restos estaban lejos del río.
En 2015, el gasto fue de 16 mil 830 euros, unos 308 mil 236 pesos de la época, según la factura que expidió la universidad, obtenida por SinEmbargo a través de los mecanismos de Transparencia.
En su buena vida como funcionario, el político hidalguense gastó mucho más. La erogación en Innsbruck representó 1.2 por ciento del gasto de las viandas en su despacho, regalos y renta de parques de diversiones que sumó 24 millones 905 mil 493 pesos mientras fue Procurador, de diciembre de 2012 a febrero de 2015.
El 1 de diciembre de 2012, cuando en la persona de Enrique Peña Nieto, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) regresó al poder presidencial, en la Administración Pública Federal se instaló un estilo de vivir de lujo. De ello dan cuenta las declaraciones patrimoniales de quienes fueron servidores públicos en ese sexenio que fue de 2012 a 2018, así como las compras que hicieron para tener comodidad en los despachos de la alta burocracia.
Conocido en las filas del PRI, como un “elegante viejo lobo de mar”, cuando Peña Nieto se convirtió en Presidente, Jesús Murillo Karam fue nombrado en la PGR. Ese estilo de buen vivir se estableció apenas ocupó su silla.
Uno de sus primeros contratos fue el que se inició el 14 de febrero de 2013 y concluyó el 31 de diciembre de 2013 y mediante el cual, adquirió embutidos, carnes frías y quesos; además de granos con la Procesadora y Distribuidora Los Chaneques SA de CV. Luego, con Luis Medica Achucaro, signó otra contratación para que del 14 de febrero al 31 de diciembre de 2013 siempre hubiera pescados y mariscos disponibles para pedir.
Por el primer contrato, la PGR pagó 680 mil 537 pesos (894 mil 794 pesos de ahora) y por el segundo, 629 mil 260 pesos (827 mil 374 pesos de ahora).
El 14 de febrero de 2014, el Procurador mandó pedir por un millón 140 mil 267 pesos a Juana Edith González Huerta, carnes de diferentes tipos: se le entregó res, ternera, borrego, cerdo, cordero, pollo y conejo. El registro de este contrato aparece en el Portal de Obligaciones y Transparencia, pero no se encuentra en Compranet; de manera que no es posible conocer con plenitud al proveedor. Este es uno de los datos oscuros que dejó tras de sí el ex Procurador.
En abril de ese mismo año, ordenó a SUPERISSSTE, embutidos, pan, tortillas, carnes, pollo y pescados para el comedor de su despacho por dos millones 686 mil 786 pesos. Y por tres millones 488 mil pesos, pidió también a ese súper mercado de los trabajadores del Estado, bienes perecederos como granos y productos básicos procesados por tres millones 488 mil pesos.
Con información de Sin Embargo.