De acuerdo con el periodista Miguel Badillo entre los premiados por sus “lealtades”, se encuentra el escritor Héctor Aguilar Camín cuya relación con el ex presidente salinas hay diversos documentos que dan evidencia de la cercanía entre el escritor y el político.
Badillo precisa entre los documentos, se encuentra una tarjeta informativa que enviaba el escritor con fecha del 3 de septiembre de 1993, en donde le decía: “Presidente, se que no hemos terminado, pero nuestras finanzas, por la misma demora, andan mal. Si pudieras anticiparnos el saldo de la investigación, será una gran ayuda (solidaria)”. Agregaba de su puño y letra: “Un abrazo”.
“Este pequeño mensaje explica por sí mismo por qué este intelectual orgánico está tan enojado con el presidente Andrés Manuel López Obrador, quien ya no le da contratos ni cheques de la cuenta presidencial y porque tampoco existe la “partida secreta” de donde se nutrían intelectuales, escritores, periodistas y algunos otros.
Miguel Badillo narra como era la operación de la llamada “partida secreta” y los movimientos para efectuar la retribución por las lealtades.
Las personas que operaban directamente la “partida secreta” por instrucciones de Salinas eran el administrador de la Presidencia, el contador Ernesto Sentíes (fallecido); los hermanos Francisco y Araceli Vázquez Alanís, director de Finanzas (RFC:VAAF540803HD8) y secretaria particular de Sentíes (esta mujer tenía dos RFC: VAAA510507QW8 y VAAA510507AX9), y el secretario particular de Salinas, el escurridizo Justo Ceja Martínez, aunque éste más bien sólo transmitía las órdenes de su jefe Salinas, escribió el periodista Badillo.
De acuerdo con Badillo los hermanos Vázquez Alanís eran los funcionarios de Presidencia, responsables de firmar los cheques que salían de la principal cuenta de la llamada “partida secreta” con número 6300-0-005 perteneciente al Banco Mexicano Somex.
Los Vázquez Alanís estuvieron sujetos a investigación por el delito de peculado; sin embargo, al final todos fueron perdonados por el Poder Judicial.
“La semana anterior comentamos que el monto total de los cheques pagados a Aguilar Camín en el sexenio salinista ascendió a 3 mil 424 millones 450 mil 200 pesos de viejos pesos, es decir antes de que Carlos Salinas le quitara en 1993 tres ceros a la moneda mexicana, lo que significaría 3.4 millones de pesos de ahora más la inflación acumulada en 30 años, lo que resultaría otra vez en pagos en cientos o miles de millones de pesos actuales”, recuerda Badillo.
Asimismo narra los privilegios de Aguilar Camín, mismo que comenzaron el 7 de abril de 1989 -apenas a 4 meses del arribo de Salina a la Presidencia- entonces en sus cuentas bancarias comenzaron a fluir los recursos públicos por órdenes del presidente
El periodista detalla que el el escritor emitió un “recibo provisional”, el cual firmó el propio Aguilar Camín con el fin de poder recibir de los administradores de la “partida secreta” “un cheque por 250 millones de pesos de aquella época como primer pago “por adelantado” del estudio “El desafío educativo”, el cual sería realizado en el siguiente semestre por el Centro de Investigación Cultural y Científica (CICC) y la empresa Nexos-Sociedad, Ciencia y Literatura”.
“El primero de los recibos muestra que ambos personajes pactaron acuerdos desde los primeros meses del salinismo, los que al paso del tiempo denotarían los favores del mandatario, como pagar facturas por adelantado, aceptar cobros adicionales por retraso en el trabajo del grupo Nexos y proporcionar ‘ayuda solidaria’ para resolver apuros del doctor Aguilar Camín. La lógica de los documentos trasluce la actitud de Salinas frente al intelectual: cumple cuando esto le pide en el menor tiempo posible”, publicó Badillo en El Universal el 9 de febrero de 2001.
Asimismo revela que a través de una carta fechada el 27 de agosto de 1990, el escritor mostró su cercanía con el priista, dirigiendo un factura complementaria por 248 millones 220 mil viejos pesos. “Ahí, el intelectual le explica a “Don Carlos” que a causa de la complejidad del propio estudio y diversos compromisos del Inegi, los investigadores incurrieron en un retraso de seis meses, eventualidad que según él le generó costos adicionales por 115 millones 920 mil pesos”.
El jefe de los investigadores sometía así a consideración del primer mandatario el nuevo presupuesto y “en caso de tu aprobación”, le dice Aguilar Camín, le adjunta la factura con los nuevos costos” señala Badillo
Y precisa que de los primeros meses del gobierno de Salinas las facturas, recibos y cheques no se detenían, de tal 18 de octubre del mismo año el Aguilar Camín recibía a nombre del CICC un cheque más, esta vez por 795 millones 880 mil 500 viejos pesos, por concepto de nuevas investigaciones que aún no realizaba.
“Casi un año después, el 5 de septiembre de 1991, Nexos-Sociedad, Ciencia y Literatura, SA de CV, volvía a la cargada y obtenía un cheque por 682 millones 145 mil 500 pesos, como pago complementario de las investigaciones que se habían acordado un año antes.
En esta ocasión el recibo no lo firmaba Aguilar Camín, sino Jesús García Ramírez, gerente de Nexos en ese momento, en papel membretado de la Presidencia de la República”.
Ante esa petición urgente del intelectual a Salinas, el 20 de septiembre de 1993, estaba listo el nuevo cheque que solicitó Aguilar Camín por 542 mil 180.45 nuevos pesos (para entonces ya se habían quitado los tres ceros al peso). Una anotación en la fotocopia del cheque presidencial hacía notar que está “pendiente entrega de factura” escribe Badillo en su columna publicada en Contralínea.