Al mismo tiempo que un grupo de académicos e intelectuales firmaran un desplegado exponiendo abiertamente su oposición al presidente y alentando la formación de un “bloque, que a través del voto popular, reestablezca el verdadero rostro de la pluralidad ciudadana en las elecciones parlamentarias de 2021”; Andrés Manuel López Obrador realiza una gira de trabajo por los estados que presentan los más altos índices de violencia a nivel nacional: Guanajuato, Jalisco y Colima.
En ese contexto se esperaba que el día de hoy, después de meses de confrontación abierta con la federación, el gobernador de Jalisco Enrique Alfaro asumiera un papel protagónico y desafiante frente al mandatario nacional, sin embargo, la actitud de Alfaro fue muy similar a la de su homologo guanajuatense Diego Sinhue: ambos se mostraron dispuestos a cooperar, ambos pidieron ayuda y ambos se dijeron dispuestos a reconstruir su relación con el presidente.
Sin embargo, el mandatario de Jalisco no escatimó en halagos para el presidente a quien dijo respetar y admirar, en su afán de dejar a un lado el clima de tensión que él mismo había ido construyendo durante los últimos meses.
Esta nueva actitud, parece que causó sorpresa y molestó a aquellos que han alentado un clima de confrontación entre ambos y sobre todo a las voces de la oposición que ven en los gobernadores del país una posibilidad real de revertir el poder electoral de Morena y del presidente, con miras a la elección intermedia del 2021.
En ese sentido, parece que con el mensaje de hoy, Alfaro le ha dicho NO, a la propuesta de Krauze, Aguilar Camín, Castañeda y compañía, de crear un frente “contra la deriva autoritaria y por la defensa de la democracia”, y que tendría como único propósito hacer ganar escaños en la elección del próximo año a partidos de oposición como PRI, PAN, MC y PRD.
Entre jugar a la oposición de manera burda y cuidar su relación con el presidente, Alfaro ha optado por lo segundo.