Por Brandon Dalí
“… todavía falta que a ustedes y a mí, nos juzgue la historia, ¡Viva la Dignidad! ¡Viva México!”
Esa fue la frase con la que el presidente Andrés Manuel Lopez Obrador terminó su discurso que presentó frente a la Cámara de Diputados en aquel lejano 2005 para argumentar que todo lo relacionado al “desafuero” era para descarrilar su carrera política frente a la elección presidencial.
Trece años después, regresó al Congreso para que se le entregara una banda presidencial otorgada por más de 30 millones de votantes, los cuales depositaron su esperanza, confianza y que realmente buscan un “Cambio Verdadero”
Y así fue, algunos politólogos o comentaristas denominaron este triunfo electoral como una “Ola Morenista”, capaz de otorgarle una mayoría de curules en el Congreso de la Unión, así como en la mayoría de los Congresos Estatales.
¿Pero a que se debió este fenómeno? ¿Realmente se votó por un cambio o regresaran los fantasmas del año 2000 donde prometieron un cambio y mintieron?
Las respuestas a estas preguntas son sencillas, el “hartazgo popular” y la corrupción preponderante que brotaba como vil fuente de agua hicieron que hasta en estados históricamente gobernados por personajes panistas o priistas se pintaran de guinda aquel 1 de julio de 2018.
En contraste, en aquél lejano año 2000, recuerdo que las personas recibían con alegría la noticia de la alternancia en el poder ejecutivo, de “Haber sacado al PRI de Los Pinos”, sin embargo, con el transcurso de los años la confianza se fue derrumbando hasta llegar a un sexenio totalmente frustrado.
Por otro lado, han pasado más de dos años de aquella noche electoral del 1 de julio y estamos en vísperas que el actual gobierno cumpla dos años en su cargo, con aciertos y fracasos, la autollamada “Cuarta Transformación”, lucha contra una bestia de mil cabezas que se resiste a morir y que intenta salir del “basurero de la historia”
Esa misma bestia que queremos dejar en el pasado, tienta a cualquiera que la voltea a mirar, y “revive” a personajes siniestros que en tiempos pasados nunca criticaron, que miraban y se volteaban o que ayudaron a crear y alimentar a dicha bestia para que nunca muriera.
No me sorprende que salgan “los moches”, la gran mayoría lo sabíamos, no me es extraño que salga a relucir toda la corrupción imperante de gobiernos pasados, la gran mayoría lo sospechábamos, lo que realmente me asombra es que esos mismos personajes intenten tomar la “bandera de aparente devoción por la legalidad” o busquen invocar el estado de derecho cuando lo único que están logrando es quedar en ridículo.
Como vil Pedro Apóstol, niegan a quien es señalado y enjuiciado, cuando en el pasado compartieron “mesa” y se decían “amigo” y ahora vemos uno a uno deslindarse y purificarse.
Que tristeza que primero sea todo “miel sobre hojuelas” y después exista un “divorcio exprés” para salir bien librados.
Era necesario conocerlos a fondo para confirmar que eran más de lo mismo y que hipócritamente hablaban de un “bien común”.
Por último, amigo lector, la vida es como una rueda de la fortuna, a veces estamos arriba y a veces abajo, y si traemos la metáfora de “Que los juzgue la historia”, podemos distinguir plenamente a quien mando al “abismo más oscuro” y a quien convirtió en Presidente de la República,