Movimiento Ciudadano surgió hace algunos años como partido político y logró sus mejores resultados en Jalisco de la mano de Enrique Alfaro.
Poco a poco, este partido y los actores políticos alfaristas adscritos a él, lograron claros triunfos electorales en los principales municipios de aquel estado. El punto más álgido de este ascenso se dio en julio del 2018, con el triunfo a la gubernatura.
A partir de ahí, el apoyo social, la legitimidad y la aprobación de Alfaro como gobernador cayó de forma estrepitosa. La misma suerte han corrido los alcaldes de toda el área metropolitana de Guadalajara, con excepción de Pablo Lemus, alcalde de Zapopan, que mantiene buenos niveles de aprobación.
De esta forma la famosa “Refundación” de Jalisco no ha encontrado respuesta de la ciudadanía y hoy en día registra niveles de aprobación por debajo del 30%.
El origen de la inconformidad de la ciudadanía de Jalisco tiene relación con el desempeño del gobernador, sus desplantes, soberbia y lejanía le han cobrado factura.
Pero también los alcaldes, muchos de ellos invisibles, como en el caso de Guadalajara y los propios diputados locales de MC, contribuyen al deterioro de la imagen de ese partido.
Para muestra tenemos este botón que el periódico MURAL exhibió el jueves de la semana que concluye.
Los legisladores de uno de los partidos que más critica los excesos, la falta de sensibilidad y la corrupción del PRI y el PAN, llegan a trabajar con calzado que ofende la condición de millones de mexicanos.