En Tlajomulco de Zúñiga, bastión de Movimiento Ciudadano desde hace una década, los tiempos electorales se viven de forma distinta al resto de los municipios de la zona metropolitana de Guadalajara. Ahí, la política y las elecciones se siguen sustentando en un modelo “tradicional”, en el que los grupos de apoyo, la fuerza de las comunidades, barrios y los liderazgos personales, siguen teniendo una relevancia y un protagonismo más que importante. Además, el corredor López Mateos, donde se encuentran las colonias de mayor nivel socioeconómico, representa un reto por sí mismo para cualquier candidato.
De esta forma, quien quiera ganar la próxima elección municipal tendrá que cumplir con una serie de condiciones muy específicas, que van desde las colonias más marginadas hasta los cotos más exclusivos.
Hoy en día, el contexto político luce totalmente desfavorable para el actual alcalde, Salvador Zamora, quien tiene un nivel de aprobación de apenas el 30% y una intención de voto de entre el 25 y el 28%. Según algunas encuestas de opinión levantadas al inicio de esta pandemia (marzo de 2020), la intención de cambio entre los habitantes de Tlajomulco, de cara al próximo proceso electoral, es cercana al 70%, es decir, 7 de cada 10 electores del municipio votaría por un partido diferente a MC y un candidato diferente al actual alcalde.
Este escenario, ha encendido las alertas en el cuartel naranja y ha activado a un sinnúmero de precandidatos, de todos los partidos políticos, que ven en Tlajomulco una oportunidad real de iniciar la debacle electoral del partido mayoritario en Jalisco; sin embargo, solo un instituto político parece tener posibilidades reales de concretar esa misión: Morena.
Aún y cuando no encuentra el rumbo como oposición en el estado y después de la ruptura y posterior escisión de Alberto Uribe del equipo más cercano de Enrique Alfaro, el partido del presidente de la república parece tener una oportunidad de oro para llevarse, de una vez por todas, uno de los municipios más importantes y simbólicos de Jalisco. El clima enrarecido por la epidemia y las malas decisiones de los gobiernos estatal y municipal, han generado un ánimo de rechazo a la marca MC y han hecho crecer las expectativas de la oposición local; en el caso de Tlajomulco un nombre se ha comenzado a consolidar como oposición real a los proyectos de Salvador Zamora o Gerardo Quirino como posibles candidatos naranjas: Luis Gómez.
Luis Gómez es un empresario con fuerte arraigo social, fue regidor por el PRI durante la administración de Alberto Uribe, y a pesar de fungir como oposición, los acuerdos en el cabildo se hicieron presentes, sobre todo en materia social y ambiental, cuando coincidían en la idea de acabar con la vivienda de baja calidad, las colonias abandonadas y los fraccionamientos fantasma, resultado de años de corrupción inmobiliaria entre autoridades y constructores.
Gómez, cuenta con el apoyo de líderes de todos los estratos sociales y tiene cercanía con importantes empresarios del municipio, quienes verían con buenos ojos la llegada de una nueva alternativa política al municipio, después del desgaste que ha tenido Enrique Alfaro y su partido en todo el estado.
Políticamente, Luis Gómez tendría en la bolsa el apoyo de dos de las figuras más influyentes del morenismo jalisciense, Alberto Uribe y Carlos Lomelí, el primero, muy cercano a Marcelo Ebrard y el segundo, el preferido de la exlíder nacional y futura coordinadora de Morena en Jalisco, Yeidckol Polevnsky. Sin duda, Luis Gómez sería el oponente más incómodo para cualquiera de los dos posibles candidatos de MC en la próxima elección municipal del 2021.